Pelicula:

Gene Kelly y Stanley Donen dirigieron en comandita entre 1949 y 1955 tres películas musicales que tienen un lugar de honor en la Historia del Cine: Un día en Nueva York, Cantando bajo la lluvia y esta Siempre hace buen tiempo forman una especie de modélica trilogía del musical clásico, las tres bajo la férula de la Metro Goldwyn Mayer. La circunstancia de que ambos, Kelly y Donen, se llevaran a matar, confiere un valor especial al hecho de que pudieran colaborar hasta en tres ocasiones para hacer estas películas ciertamente memorables.

Siempre hace buen tiempo se abre con un número musical que juega con un rápido montaje para hacernos ver cómo va pasando el tiempo de la guerra (hablamos de la Segunda Guerra Mundial...), hasta llegar al llamado día V de la victoria de los aliados contra las potencias del Eje. Entonces vemos a los tres protagonistas, Ted, Doug y Angie, tres soldados que van a ser licenciados del Ejército, amiguísimos, que se reúnen en un bar de donde son habituales y conocen bien al dueño y barman. Ted ha recibido una carta de su novia anunciándole que se ha casado (con otro, claro...) el mes anterior, así que el hombre está bastante hecho polvo; con sus amigos, se emborracha en el bar de marras; con el barman como escéptico testigo se comprometen a reencontrarse dentro de 10 años en aquel mismo tugurio para renovar sus lazos de amistad, lazos que todos juran y perjuran, bajo los efluvios del alcohol, que serán eternos... Con el paso del tiempo vamos viendo la evolución de las vidas de los tres: uno, Doug, como estresado publicista y con un matrimonio que se viene abajo; otro, Angie, como cocinero de mala muerte, casándose y llenándose de niños; y el tercero, Ted, al que dejó la novia, convertido en un casanova que rehúye cualquier tipo de compromiso vital, y profesionalmente relacionándose con gente poco recomendable. Y llega 1955, el año en el que habían quedado en reencontrarse en aquel bar...

La película, curiosamente, fue un fracaso de taquilla, quizá porque, lejos del optimismo irredento del musical de Hollywood, tenía evidentes sombras de pesimismo que no casaban demasiado bien con la visión que tenía el público del género, siendo considerado por aquel entonces el musical como un fastuoso espectáculo que combinaba luz, bonitos colores y grandes números coreográficos. Sin embargo, la tercera peli del tándem Donen-Kelly mostraba a tres “mejores amigos” (como se dice ahora con un horrible anglicismo...) que se prometían seguir siéndolo diez años después para, tras fracasar desoladoramente en sus respectivas vidas personales y profesionales, reencontrarse una década más tarde solo para darse cuenta de que, como era de prever, nada tenían ya en común, que eran entre sí unos perfectos desconocidos, tan lejos de aquellos tres jóvenes que creyeron comerse el mundo (hasta que el mundo se los comió a ellos, claro...). El hecho de que durante el nudo y el desenlace la historia mejore algo en cuanto al optimismo no alivia, sin embargo, el balance global, el de un musical más triste que alegre, sobre el paso del tiempo y la pérdida de los sentimientos en común.

Pero, al margen de su costalazo en taquilla, lo cierto es que la película como musical funciona muy bien, con algunos números coreográficos ciertamente estupendos, divertidos e imaginativos, como uno de los iniciales en el que los tres soldaditos bailan claqué con una tapa de cubo de basura en el pie, o el que se marca Cyd Charisse en el gimnasio con los boxeadores, lleno de sensualidad, o el baile sobre patines de Gene Kelly, en el que su personaje Ted está feliz por el amor que ha encontrado, haciendo toda una exhibición, bailando y patinando a la vez, y hasta zapateando a la manera del claqué con patines, un numerito casi de Circo del Sol...

Donen y Kelly (mayormente el primero, que era el director puro, mientras que Gene, que era un genio, se ceñía más a los espléndidos números bailables que coreografiaba y ejecutaba con aparente facilidad) usan algunos recursos poco habituales en el cine de la época, como la pantalla partida, con lo que se consigue el efecto de tener a los tres protagonistas bailando a la vez... pero en tres escenarios distintos.

Hay otras cosas curiosas, como el personaje que interpreta Cyd Charisse, de nombre Jackie, una creativa de alto nivel, una mujer segura de sí misma, muy avanzada para su época, que desconcierta a los hombres por la absoluta seguridad con la que actúa.

Pero, a pesar de sus hallazgos y su buen tono, la película mantiene en gran medida el mismo concepto del musical que se venía rodando en Hollywood desde prácticamente dos décadas atrás, un musical siempre pendiente de la cuarta pared, en ese sentido muy teatral, empezando a dar muestras de agotamiento: junto a los brillantes números bailables que hemos citado también hubo algunos que, aunque espectaculares (como el de la presentadora de televisión que interpreta Dolores Gray, con varios bailarines acróbatas), resultaban ya decididamente anticuados incluso para la época.

En este sentido, quizá estuviéramos ante el canto del cisne del gran musical clásico norteamericano, una fórmula que no daba más de sí, que necesitaba urgentemente de una renovación, un cambio, que llegaría solo seis años después con West Side Story, que pondría patas arriba el concepto del cine musical y establecería los nuevos cánones, más libres, más abiertos (temáticamente, pero también estética y coreográficamente) que se utilizarían a partir de entonces.

Buen trabajo interpretativo en general, con Gene Kelly, Dan Dailey y Michael Kidd como los tres soldaditos que se juraron amistad eterna; en el caso de Kidd, fue su debut ante las cámaras, siendo su profesión en realidad la de coreógrafo (suyos fueron, por ejemplo, los inolvidables bailes de Siete novias para siete hermanos, nada menos...). Cyd Charisse, como siempre, absolutamente encantadora, considerada en la época como la poseedora de las piernas más bonitas de Hollywood.  

(13-03-2025)


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101'

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Siempre hace buen tiempo - by , Mar 13, 2025
3 / 5 stars
El canto del cisne del musical clásico de Hollywood