Amigo

Esta película está disponible en el catálogo de Filmin, Plataforma de Vídeo bajo Demanda (VoD).

Óscar Martín (Madrid, 1976) es un ecléctico cineasta que hasta ahora había ejercido su profesión en el corto, el documental, el vídeo-arte y el vídeojuego. Con Amigo hace su primer largometraje, un film hecho con muy poco dinero, muy poco tiempo de rodaje, una semana, y una única localización, una casa en el campo, concretamente en la localidad de Canencia, en la madrileña Sierra del Guadarrama.

La historia se inicia con la llegada a esa casa de campo en un destartalado Seat 1430, que nos sitúa cronológicamente en lo que puede ser la década de los setenta o los ochenta del pasado siglo XX. David lleva a su amigo Javi a su casa, para cuidarlo tras haber sufrido este un grave accidente que le ha dejado paralítico. David se desvive por atender a su amigo, aunque intenta también tener algo de vida privada, llevando a la casa a su amante. El amigo de Javi tiene algunos problemas psicológicos que le hacen medicarse con ansiolíticos...

La película se inicia con una cita del Antiguo Testamento: “El amigo ama en todo momento; en tiempos de angustia es como un hermano” (Proverbios 17:17). Y, ciertamente, la historia va de amigos, pero de amigos peculiares: sabremos que David ha causado, al parecer por accidente (aunque desconocemos en qué circunstancias), la muerte de la mujer de Javi y la paraplejia de este. Sabemos entonces que David se vuelca con su amigo, entregado absolutamente, y que el paralítico le dispensa su rencor, cuando no su odio, por sentir que el otro ha sido el causante de todos sus males. Estamos entonces ante una amistad que, como el amor, puede convertirse en furioso odio; de por medio estará la reclusión, dos personas solas en un lugar perdido del mundo. Así las cosas, el cóctel explosivo está servido.

Amigo juega, y juega bien, con la atmósfera que se va creando paulatinamente, a ratos con técnicas de suspense que recuerdan a Tarantino, como en la escena de David hablando en el exterior de la casa con la fisio, a la que está dando largas porque ya ha decidido matar a su amigo, mientras Javi intenta salir de la casa para pedir ayuda. Hay otras referencias cinéfilas evidentes, tanto temáticas como estéticas: no sería ocioso hablar de Repulsión (1965), de Polanski, la kingiana Misery (1990), de Rob Reiner, ¿Qué fue de Baby Jane? (1962) y su continuación inconfesa Canción de cuna para un cadáver (1964), ambas del gran Robert Aldrich, e incluso de Intocable (2011), de Nakache y Toledano, pero sin la mirada humorística, positiva y esperanzada del film francés. Curiosamente, no solo hay referencias y guiños cinematográficos sino de otras artes, como el hermoso Ave María de Schubert que será clave en una secuencia determinante, y una composición pictórica de David con Javi en brazos subiendo la escalera, que recuerda poderosamente el tema escultórico de La pietà.

Martín, el director, utiliza una narrativa que se caracteriza por su sequedad, por su laconismo, con apenas movimientos de cámara. El director simplemente filma, busca huir de los subrayados. Lástima que su narrativa sea a ratos más bien torpe, con una planificación no precisamente exquisita, que habrá que atribuir al cortísimo plazo de rodaje y a la escasa experiencia en largometrajes. Al menguado tiempo de filmación habrá que achacar también el hecho de que con alguna frecuencia la toma que se ha elegido en el montaje no es precisamente la mejor, sino más bien la única... El guion a seis manos escrito por el director y los dos protagonistas parece hecho un tanto a retazos, echándose en falta una mayor penetración psicológica en los dos personajes y en sus comportamientos y actitudes.

Con todo, nos parece que Amigo consigue su objetivo, mantener durante casi hora y media la atención (de) y la tensión (en) el espectador, con un artefacto de intriga hecho con muy pocos mimbres y jugando con ese sentimiento tan hermoso pero que también puede tener tantos recovecos como es la amistad. En ese sentido, no estamos ante una película sutil, pero sí muy efectiva, con frecuencia muy explícita. Buena utilización de los fragmentos de las pelis y programas televisivos de la época, emitidos por la tele que acompaña permanentemente al parapléjico en su cuarto, siempre con algún tipo de relación indirecta con la trama de este Amigo.

Con un potente final en clave de “grandguignol” que recuerda un poco el cine de Álex de la Iglesia (podría citarse, por ejemplo, Balada triste de trompeta), el film, a nuestro entender, resulta una obra irregular, a ratos estimulante, en el que quizá el metraje, a pesar de su cortedad, sea excesivo para la materia argumental que se ha manejado.

Buen trabajo del dúo protagonista, en especial Javier Botet, aquí alejado de los habituales personajes terroríficos que suele interpretar por su peculiar físico. Interesante también la música disonante de Manu Conde, muy apropiada al tono y la atmósfera del film.

(29-03-2021)