Ariane (1957) es una película que está causando un gran impacto, tanto de crítica como público, ya que una obra de Billy Wilder no suele pasar desapercibida. Se trata de una comedia que basa su éxito en la gracia con que está tratado el asunto y a la excelente interpretación de sus principales protagonistas.
Es la historia de la hija del detective privado parisién, Ariane Chavasse, que lleva una vida monótona entre sus estudios en el Conservatorio de música, hasta que la profesión del padre le brinda la oportunidad de lanzarse a una aventura amorosa con la que pretende evadirse de su cotidiana forma de vivir. Un playboy de mediana edad queda fascinado con la hija de este detective privado, que ha sido contratado para atraparlo con la esposa de un cliente.
Esta es una versión de la novela Love in the afternoon, del escritor suizo Claude Anet, autor también de la titulada Mayerling. Billy Wilder extrae de la primera el guion para esta comedia, pasando muy por encima de su argumento y tomando sólo lo necesario, con una parte costumbrista y de crítica social de la obra literaria, localizada en Moscú, que aquí se traslada a otra ciudad; cambian las circunstancias, el carácter de los personajes, ya no son Arianne Nicolevna y Constantin Michel, sino Ariane a secas, y Frank Flanagan, un fabricante de Pepsi Cola. Ariane no vive en compañía de su tía Barbara, sino de su padre, detective privado, como igualmente los protagonistas se encuentran en la suite 14 del Hotel Ritz de París en lugar del Gran Teatro de Moscú durante la ópera Boris Godunov, de Aleksandr Pushkin.
Billy Wilder de un tiempo a esta parte se dedica a la comedia, con pleno dominio del lenguaje cinematográfico. Es el Billy Wilder de Días sin huella (1945), El gran carnaval (1951), Traidor en el infierno (1953), mientras que en otros momentos copia el estilo del mejor Ernst Lubitsch de La zarina (1945) o de El pecado de Cluny Brown (1946). Uno de los motivos es que este film es una pieza picaresca, aguda y atrevida, con su atractivo mordiente, dentro de que se trata de una ingenua comedia norteamericana, resaltando sus cualidades sobre cualquier cinta europea al uso.
La propia simpatía que se desprende de sus personajes en sus costumbres, la intrascendencia con que se presenta su frívolo ambiente en determinadas escenas, como la de la seducción, entre otras, contribuyen al atractivo de esta divertida comedia.
No se le puede negar a Ariane que posee un hábil guion escrito por ese importante especialista del género como es I.A.L. Diamond, en compañía del propio Billy Wilder, adaptando la novela de Claude Anet, como es algo habitual y una costumbre en este inteligente director, construido con rigor y soltura a pesar de las limitaciones que se aprecian de escenarios, pero sabiendo manejar bien a los personajes y las situaciones en que se encuentran.
Saca el máximo partido al notable reparto de actores que tiene a su disposición, siendo lo más destacado y sobresaliente de esta comedia, rayando los tres principales protagonistas a gran altura. Gary Cooper sigue teniendo la sobriedad característica que tenía en sus wésterns y ahora la aplica también a la comedia, siendo capaz por sí solo de salvar cualquier bache que se produjera. Por su parte Audrey Hepburn aporta la ingenuidad y la dulzura a su personaje, tan encantadora como en ella es costumbre, y por su lado el francés Maurice Chevalier, como siempre muy parisino y humano, añade su elegancia y alegría contagiosa.
La música compuesta por Franz Waxman contribuye y ayuda a la película con su inspiración, que se ha hecho muy popular por el tono agradable de su melodía basada en el vals vienés Fascinación, que acompaña muy bien a las imágenes de esta entretenida comedia, formando parte de la trama.
La dirección de la puesta en escena, el ritmo, los diálogos y el esfuerzo que hace Billy Wilder con los actores merece la pena destacarse, aunque no sea la mejor de su filmografía. No obstante es un título que se ve con sumo agrado, tratado con el ritmo perfecto que suele distinguir al cine de Hollywood
En resumen, una comedia muy americana, que sigue la línea de los grandes maestros del género. Laurel de oro a mejor comedia y a Audrey Hepburn. Premio de los escritores norteamericanos al mejor guion. Nominada a tres Globos de Oro: mejor comedia, Audrey Hepburn y Maurice Chevalier.
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