Pelicula:

CINE EN PLATAFORMAS
[Esta película forma parte de la Sección Crimen y Castigo del ATLÀNTIDA MALLORCA FILM FEST’2024. Disponible en Filmin por tiempo limitado]

El cine griego, a escala internacional, se resume en tres grandes nombres: Michális Kakogiánnis (conocido en Occidente como Michael Cacoyannis), Theo Angelopoulos y, más recientemente, Yorgos Lanthimos. El cine griego de este siglo XXI tiende en general a buscar el éxito en la extravagancia, quizá en la estela de lo que hizo Lanthimos a partir de la película que lo descubrió, Canino (2009), para después conseguir meter cabeza en el cine anglosajón, nominaciones al Oscar incluidas, y estar ya uncido al carro de Hollywood. Quizá buscando ponerse a su rebufo hemos visto en los últimos años varios films helenos que buscaban epatar al público con propuestas cuando menos arriesgadas, por no decir disparatadas, pero que gozaron de cierto predicamento: Boy eating the bird’s food (2012), Pity (2018), Apples (2020).

Sin embargo, la opción por la que se ha decantado la guionista y directora Asimina Proedrou (Atenas, 1982) se distancia de ese gusto de sus colegas helenos por el cine provocador, para ensayar lo que podríamos llamar una tragedia griega en do menor, tan menor que, probablemente, casi no llega a tragedia… La historia se ambienta en el norte de Grecia, cerca de la frontera con Macedonia del Norte, en 2015, cuando coinciden en el país de Aristóteles dos circunstancias muy complicadas para el país: por un lado, la asfixiante crisis económica desatada en Grecia a partir de 2008, coincidiendo con el “crash” mundial a causa de las hipotecas “subprime” y la quiebra de Lehman Brothers, el sistémico y hasta entonces todopoderoso banco norteamericano, que hundió la economía mundial y en algunos países (en España también, pero sobre todo en Grecia) fue realmente brutal, hasta el punto de que el país heleno estuvo a punto de irse de la Unión Europea, en lo que se conoció con el acrónimo Grexit, la salida de los griegos del paraguas europeo, dados los durísimos sacrificios que la UE impuso al país para salvarlo de la bancarrota. La otra circunstancia especialmente complicada para Grecia fue la crisis de los refugiados, cuando miles de sirios, huyendo de la guerra de su país (que entonces llevaba 4 años; ya van por 13…), llegaron a tierras griegas buscando pasar al norte de Europa, acumulándose gran número de personas al norte de Grecia, a la espera de poder seguir hacia arriba.

En ese doble y tan dramático contexto, las primeras imágenes nos muestran a tres niños (dos chicos y una chica), como de diez años, jugando en el lago Doiran, al norte de Grecia. La niña se encuentra de improviso con dos cuerpos flotando en las aguas, y corren a contárselo a sus mayores, que están disfrutando de una fiesta campestre en un paraje próximo. A partir de ahí conoceremos, a través de tres capítulos titulados con sus nombres, a los tres protagonistas de la película: Stergios, cincuentón malhumorado, pescador, casado con Maria, mujer bastante beatona, y Anastasia, la hija, como de veinte años, sojuzgada por el intolerante padre; la chica es enfermera en prácticas, pero el padre la tiene reprimida, por lo que la chica no duda en mentirle para poder tener una vida más o menos normal para las personas de su edad. Stergios tiene problemas económicos que pueden llevarle a la cárcel por un oscuro asunto de facturas falsas de años atrás, así que finalmente accede a la proposición del felón de su cuñado, Dimitris, hermano de Maria, para transportar por las noches a grupos de refugiados por el lago hasta Macedonia del Norte… pero en el primero de esos transportes ilegales se desencadena la tragedia…

El problema de la debutante en el largo (antes solo había hecho dos cortos) Asimina Proedrou es que, a falta de una historia más consistente, ha optado por la vía de liarlo todo un poco, contándonos la historia en tres capítulos que son, a su vez, otras tantas visiones de lo ocurrido, y además dentro de cada uno de ellos también ha optado por la narrativa fragmentada, de tal forma que la historia avanza a golpe de flashbacks y fastforwards, saltos atrás y adelante, pero sin mucho sentido, obligando sin necesidad al espectador a recomponer el puzle en su mente, opacando de esta forma lo que en realidad no deja de ser una historia sencillita y de no demasiado recorrido, la de un tipo más bien intolerante pero con buen fondo (no desde luego para la mujer ni para la hija…), una situación acuciante en lo económico que puede dar con sus huesos en la cárcel, una caída en la tentación pecuniaria al estilo “clavo ardiendo”, una pena doble al ser cómplice de la muerte de varios refugiados a los que transportaba clandestinamente, y, accidentalmente, del que quería como a un hijo. Esa es toda la historia, sucintamente, pero en manos de la neófita Asimina se complica innecesariamente, aunque es cierto que la película se ve con agrado, siguiendo las peripecias de este (en el fondo) pobre diablo; de su mujer, cuya compasión consigue vencer a la rígida obediencia debida al cura felón de turno (ortodoxo, de estos que van vestidos como para ir a los carnavales de Cádiz), que cuando fue al seminario debió de faltar a clase el día que explicaron la piedad y la misericordia; y de su hija, siempre temerosa de los ataques de furia del iracundo progenitor, que encontrará su vocación y su devoción en dispares tareas: la enfermería, pero también la canción en directo en un club, y el amor donde menos lo esperaba, en ese chico al que conoce desde siempre y que ha servido (por indicación de su padre) como su tolerante, benévolo guardián durante mucho tiempo.

Así las cosas, la crisis de los refugiados queda como al fondo, de paisaje, ese drama de miles de personas (17.000 se dice en un momento dado) atrapadas entre Grecia y Macedonia del Norte; la propia crisis económica del país de Pericles también queda bastante desvaída, apareciendo como con sordina en algunos de los actos y actitudes de los personajes, como esa gestión negligente de la cooperativa que parecería un trasunto de la pésima administración de la cosa pública que realizo en los años del “boom” inmobiliario el gobierno de turno (del socialista Pasok, pero podría haber sido también perfectamente de los conservadores Nueva Democracia), una clase política corrupta y fullera que mintió durante décadas como bellacos a la Unión Europea.

Esa ruina económica, pero también moral, de un país acostumbrado al trapicheo, a la picaresca, cuando no al latrocinio o directamente al crimen (ese Dimitris, una mala bestia, que comercia con seres humanos como el que lo hace con gallinas o pescado), aparece en el film aunque es cierto que lo hace “sotto voce”, como fondo o paisaje de esa historia en primer plano de la familia compuesta por Stergios, Maria y Anastasia.

La directora hace gala formalmente de una narración fluida, sin alharacas, un tanto invisible, con mucha cámara en mano, aunque afortunadamente no es temblequeante, lo que a ratos confiere al film un tono como documental…

En su contenido, la película toma evidente partido por los que en aquel tiempo aciago (bueno, este también lo es, con el mismo problema…) no miraron para otro lado sino que intentaron hacer algo por aquella pobre gente que huía de una guerra atroz; es cierto que toma ese partido en un segundo plano, como en sordina, porque lo que mayormente interesa a la directora y guionista es la historia de este trío familiar, esta a modo de (nunca mejor dicho…) tragedia griega. Tampoco sale bien parado el país, con sus chanchullos, ni la iglesia ortodoxa, como casi todas las religiones institucionalizadas, siempre encerrada en su torre de marfil…

Película interesante, aunque algo laberíntica, habla de un país en crisis, la Grecia que se abismaba al Grexit, y que debía afrontar la crisis de los refugiados sirios, todo ello en una familia probablemente prototípica, en una trama quizá innecesariamente intrincada. No es una mala película, pero podría haber sido mucho mejor…

Correcto trabajo actoral de los desconocidos intérpretes, muy entregados a sus personajes.

(12-08-2024)


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118'

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Behind the haystacks - by , Aug 12, 2024
2 / 5 stars
Innecesariamente laberíntica