La cuarta comedia de Manuel Gómez Pereira es la cuarta diana comercial de un director que se ha convertido en uno de los puntales de nuestra enclenque industria. Y lo hace alejándose, por fortuna, de los modelos que más a mano tenemos en España, el landismo en serie de Ozores y compañeros mártires, e incluso el esperpento negro y coral tan del gusto de Berlanga y sus epónimos. Se podría decir que Pereira ha dado con una clave personal, fundamentalmente la de historias que se centran en temas exclusivamente de hoy; ése es el caso de este Boca a boca, sobre aspirante a actor que mientras le llega el ansiado éxito, se gana la vida como telefonista en una línea erótica. Los enredos en los que se verá metido a partir de ese momento constituyen el nudo de la narración, salpicada con giros que aseguran el entretenimiento. Lástima que, conforme se aproxima el final, Pereira pierda un tanto las riendas y la comedia tome unos tintes surrealistas que se supone no pretendía. Las películas de este cineasta no serían lo mismo con otros actores: Bardem está espléndido en su complicado papel; Aitana, como siempre, extraordinaria, en un personaje bifronte; Barranco, una polvorilla, sigue siendo un ejemplo de comicidad involuntaria; Flotats otorga una necesaria ambigüedad a su rol; los secundarios, simplemente magníficos. En suma, una agradable, moderna y sugestiva comedia española.
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