Border

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A veces la confluencia de talentos produce obras extrañísimas, que nos remueven por dentro, que nos sumen en el estupor pero nos recuerdan que (¡ay!) estamos vivos. Esta rarísima Border es una de esas pocas películas que tienen, a estas alturas, la virtud de sorprendernos. Los talentos confluyentes son al menos dos, por citar los más evidentes: el primero y quizá primordial, porque es quien ha puesto la genuina materia prima de la historia, es el novelista John Ajvide Lundqvist, cuyo nombre quizá no diga gran cosa al cinéfilo, pero en cuanto se diga que fue el autor de la novela que inspiró la portentosa Déjame entrar (2008) y su secuela norteamericana igualmente titulada Déjame entrar (2010), bastante inferior al original, seguro que sabe ya de quién estamos hablando. Ajvide Lundqvist es uno de los más interesantes escritores escandinavos del momento, con obras extrañísimas como Descansa en paz y Puerto humano, literatura de terror recorrida por un melancólico desaliento como de fin de civilización.

El segundo de los talentos que han convergido en este film es el del guionista y director sueco-iraní Ali Abbasi, un teheraní de nacimiento que, cuando se escriben estas líneas, no ha llegado aún a los 40 años, emigrado a Dinamarca y Suecia a principios del siglo XXI, donde se formó (y cuánto provecho sacó de esa formación...). Su primer corto, un extraño thriller titulado M for Markus (2011), llamó poderosamente la atención, lo que propició su debut en el largometraje con la no menos rara Shelley (2016), y ahora da este triple salto mortal que es Border.

Suecia, en nuestros días. Tina, cuarentona, con una extraña deformidad física que le da una apariencia de notable fealdad, está empleada como agente de aduanas; tiene un olfato especial para oler el crimen, o, como ella dice, “la vergüenza, la culpa, la rabia”. Ello le hace ser imprescindible en la detección de todo tipo de contrabando, incluido alguno como el de material pedófilo. Un día conoce a Vore, un hombre con un extraño parecido físico a ella, en cuanto a su deformidad, y aunque siente que tiene algo que ocultar, se empieza a sentir fascinada por él...

Border es, ciertamente, inclasificable: es un thriller, pero también un drama, una historia fantástica y una denuncia sobre la discriminación de los diferentes. Es incluso una esquinada historia romántica. Pero sobre todo es una película en la que el espectador deberá ir con la mente abierta, preparado para casi todo: a la inversión de roles sexuales, con una escena que deja, literalmente, groggy; a la identificación con dos seres con los que el público, generalmente, no se sentiría identificado; a la constatación de hasta qué punto los seres humanos somos un cáncer para nuestra especie, no digamos para los que, como los protagonistas, tienen otra apariencia que les relega en la sociedad, en una dura metáfora sobre el “apartheid” al que se somete al diferente, sea cual sea este: teniendo en cuenta que el director y guionista es un emigrado desde el Tercer Mundo a Escandinavia, parece claro en este caso hacia donde apunta en esa discriminación del distinto.

Película rara donde las haya, con referencias al telurismo (esa Tina que tiene una conexión especial, como un wifi orgánico, con las especies animales y vegetales), a clásicos de la literatura infantil (qué otra cosa es, si no, el reno gigante que aparece a la invocación de Tina o de su par Vore que un trasunto del conejo o el gato de Alicia en el país de las maravillas), e incluso, y sobre todas las demás, con un ya clásico del cine infantil, juvenil y de todas las edades, la saga iniciada por Shrek (2001), pues tanto por apariencia como por comportamiento los personajes de Tira y de Vore no son sino... una especie de ogros; unos ogros que, a la manera de los personajes de la saga X-Men, dudan entre la integración plena con los humanos (Tina) y su desdén, con vocación de extinguirlos y ocupar su lugar preeminente sobre la Tierra (Vore).

Bizarro film que no dejará indiferente a nadie, tiene un trabajo de maquillaje extraordinario, consiguiendo que Eva Melander y Eero Milonoff “parezcan” exactamente lo que se pretende que sean. Ambos están excelentes en sus roles, unos personajes que ciertamente será difícil olvidar.

Gran película esta Border, esa “frontera” del título que, en palabras de Ali Abbasi, el director, no es tanto una frontera física como psicológica, aquella en la que se encuentra la protagonista cuando conoce que hay otro mundo que le es más propio que aquel en el que se ha criado, aquel que ha conformado todas sus certezas de niña, de adolescente, de adulta. Premiada en diversos festivales (Cannes, Los Ángeles, Jerusalén, Munich, entre otros), se entiende que do quiera vaya levante controversias, admiración o repulsión: seguramente es lo que John Ajvide Lunqvist y este talentoso sueco-iraní, Ali Abbasi, se proponían. Pues lo han logrado...

(16-01-2019)