Celestina

Esta película mexicana es, evidentemente, una versión de la célebre Tragicomedia de Calisto y Melibea, la inmortal obra de Fernando de Rojas, una de las cumbres de la literatura del Siglo de Oro español. No fue, ni mucho menos, la primera versión que se hizo al cine o la televisión; sin ir más lejos, recordaremos la que realizó hacia finales de la década de los años sesenta Cesar Fernández Ardavín, con el título de La Celestina (1969), con Elisa Ramírez y Julián Mateos en los papeles de los amantes, y Amelia de la Torre como la alcahueta. Posteriormente el cine revisitó de nuevo el clásico, también con el título de La Celestina (1996), con Gerardo Vera a los mandos, Juan Diego Botto y Penélope Cruz como la pareja protagonista, y Terele Pávez como la vieja componedora de amores; la televisión española también llevó reiteradamente la historia a la pequeña pantalla durante los años sesenta, setenta y ochenta.

En los setenta el cine mejicano se atrevió con el gran clásico español, pero su enfoque, el enfoque del director Miguel Sabido, nos parece defectuoso. Y lo es quizá porque a este realizador le falta perspectiva para saber interpretar correctamente cuanto de fatalista, de amor maldito, encierra la obra de Rojas. Sabido intercala a lo largo del relato una serie de escenas de un supuesto infierno de placeres sadomasoquistas que en vez de airear la trama, lo que hacen es cortarla constantemente, perdiendo el espectador la continuidad del relato sin que ese añadido postizo aporte nada positivo ni novedoso. El director, perito en culebrones y telenovelas de la época, pretendió cargar la mano para hacer una versión desgarrada, pero nos tememos que le salió más bien una versión desmadrada...

La fotografía de tonos brillantes, casi chillones, muy artificial; la ambientación fuera de contexto; la impostada interpretación; y una música que no tiene nada que ver con el tema que se está tratando, terminan de completar una cinta fallida, a la que le falta rigor en su planteamiento y le sobra engolamiento en su plasmación audiovisual.

Isela Vega, que encarnó a Melibea, actriz de rotundo físico, gozó en aquel tiempo de cierta popularidad al intervenir en una de las últimas películas de Sam Peckinpeh, Quiero la cabeza de Alfredo García (1974), lo que hizo que el cine español de la época la fichara, haciendo aquí varios films. Por su parte, el actor italiano George Eastman, que interpreta a Calisto, aparece en los créditos con su verdadero nombre, Luigi Montefiori, quizá porque en este contexto su sonoro seudónimo anglosajón no tenía mucho sentido

(21-09-2021)