Pelicula:

Apichatpong Weerasethakul es seguramente el más famoso de los cineastas tailandeses; quizá no sea mucho decir, porque la cinematografía de su país no es precisamente abundante: cuando se escriben estas líneas, la IMDB censa unos 1.800 productos audiovisuales en toda su historia, incluyendo largometrajes de ficción, series de televisión, cortometrajes, TV-movies, documentales… En cualquier caso, Apichatpong es el más conocido de sus cineastas, incluso con premios tan relevantes como la Palma de Oro del Festival de Cannes. Precisamente el filme que le proporcionó ese galardón, Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas (2010), nos pareció una tomadura de pelo, y el hecho de conseguir tan alto premio, una de esas majaderías en las que el ser humano incurre de vez en cuando.

Pero lo cierto es que esta Cemetery of splendour mejora claramente sobre el anterior filme visto en Occidente de Weerasethakul (ha hecho otros, pero no han llegado por estos lares). La historia que se nos cuenta se ambienta en un hospital dedicado fundamentalmente a una serie de soldados tailandeses que sufren la enfermedad del sueño, lo que les hace estar dormidos casi siempre, con algunos períodos de vigilia generalmente cortados de forma abrupta. Una cuidadora voluntaria, afectada por una cojera que la hace ir siempre con muletas, atiende a uno de esos soldados; el joven despertará de vez en cuando, y entre ambos se crea un vínculo afectivo que bien pudiera considerarse maternofilial. A ellos se unirá una médium que tiene la facultad de poder establecer contacto con los durmientes, lo que facilita a la cuidadora un gran conocimiento sobre el chico al que atiende. En los períodos de vigilia del soldado, éste le habla a su cuidadora de sus impresiones mientras duerme, entre ellas algunas tan físicas como la capacidad de oler el perfume de las flores en los sueños.

Cemetery of splendour (bellísimo título, por cierto, algo así como “Cementerio de esplendor”) tiene sus mejores armas precisamente en los extraños sueños de los durmientes, de estos hombres aquejados de narcolepsia, cuyas escenas oníricas no se diferencian especialmente de las que supuestamente son reales. De hecho, con frecuencia no se sabe si estamos en un sueño o en un momento de vigilia, y esa indefinición, esa ambigüedad, quizá sea lo más interesante de este extraño filme, como esos prolongados planos estáticos del dormitorio donde sueñan los soldados, con las luces verticales de cada cama que van cambiando progresivamente de color, quizá como fases oníricas de los durmientes.

Eso sí, el estilo de Apichatpong sigue siendo igual de pedestre que en Uncle Boonmee…. No se entiende que este hombre haya estudiado en Chicago, entre otros centros donde, desde luego, debió aprender caligrafía y ortografía cinematográficas. También aporta aquí algunas variantes curiosas, como una especie de fetichismo que hace que la médium experimente algún tipo de placer, no necesariamente erótico, al lamer la pierna tullida de la coja; y es que en cuestión de fetiches, el que esté libre de pecado…

Película extraña, llena de simbolismos (esa excavadora abriendo zanjas permanentemente junto al hospital, tal vez augurando el futuro enterramiento de los soldados narcolépticos), no es un filme deleznable, aunque le sobra metraje y con veinte minutos menos podría haber mejorado claramente. En cualquier caso, tiene el valor añadido de traernos una muestra de una cinematografía casi invisible en Occidente, aunque para la ocasión haya contado con la colaboración de nada menos que otros ocho países.


Género

Duración

115'

Año de producción

Trailer

Cemetery of splendour - by , Apr 09, 2016
2 / 5 stars
Oler el perfume de las flores en los sueños