Pelicula:

Si en una película protagonizada enteramente por adolescentes se mienta a los cinco minutos a Schopenhauer y no es para burlarse del filósofo germano, y a los quince minutos se cita el mito de la caverna de Platón y no es para alguna gamberrada escatológica, entonces está claro que no estamos ante el tópico filme de adolescentes en su variante (abrumadora en número) que hoza en fluidos humanos poco nobles y en sonoras erupciones gaseosas.



Pues ése es precisamente el caso de esta rara ave, Chronicle, que en principio parecería el clásico divertimento para adolescentes descerebrados y ociosos, pero que realmente es otra cosa, una más que interesante exploración sobre temas tales como la dificultad de gestionar el poder absoluto, la inestabilidad emocional y su influencia en las reacciones de los que tienen ese poder, y la problemática de mantener una sana relación de amistad cuando se tiene la facultad de poder actuar sobre la vida de los demás: si se fijan, no deja de ser curioso que estemos hablando de semidioses, o dioses directamente, seres con capacidades extraordinarias para las que, evidentemente, no estaban preparados.


Es cierto que el guión tiene puntos endebles, como la forma en la que los tres protagonistas adquieren sus insospechadas capacidades (fundamentalmente la telequinesis, en niveles prácticamente taumatúrgicos), resuelta con pereza por el libretista, aunque también con pericia por parte del director. Tampoco los diálogos son una maravilla (si exceptuamos algunas incursiones en terrenos generalmente reservados a empollones), pero todo ello se redime más que sobradamente con el buen hacer cinematográfico del director, Josh Trank, quien tenía sólo veintiséis añitos cuando hizo este filme, la misma edad en la que otros empiezan a incorporarse al trabajo en puestos mileuristas. Trank, cuya exigua filmografía sólo añade a este su primer largo una serie televisiva, se destapa como una de las nuevas grandes promesas del cine USA. Hace tiempo que la generación que cortó el bacalao desde los años setenta (Coppola, Scorsese, Spielberg, De Palma, Schrader) está ya gagá o en fase previa a la senilidad cinematográfica; ahora ya es tiempo de las nuevas generaciones, que vienen apretando fuerte.


Con todo, lo mejor de Chronicle no es su notable indagación sobre el poder absoluto y sus servidumbres, con frecuencia insoportables; lo mejor, para mi gusto, es el notable desparpajo creativo de Trank, el extraordinario juego que hace con la cámara, convertida en visión subjetiva y objetiva a la vez: aquí el supuesto cameraman es director y actor a la vez de lo que filma, sujeto y objeto a un tiempo, deus ex machina que termina, cual Júpiter tonante, en un apocalipsis de destrucción filmado con sobrecogedor realismo. El cine subjetivo que inauguró (mal) El proyecto de la bruja de Blair se está convirtiendo casi en un subgénero, con gemas valiosísimas como Monstruoso o el primer REC. Aquí Trank da un paso más y el filme está dado no sólo por la grabación de una sola cámara, como ocurría en las otras historias mentadas, sino por la combinación de innúmeras de ellas, como permite la tecnología y la masificación actual de muy diversos medios de captación audiovisual: cámaras en bancos, semáforos, helicópteros, los propios móviles de última generación… toda una parafernalia de elementos electrónicos capaz de reproducir al detalle la vida de un patito feo que (como la Sissy Spacek de Carrie o el Keith Gordon de Christine) encontrará en sus inesperados poderes destructores la forma de vengarse definitivamente de los que le humillan, quizá del universo mundo.



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83'

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Chronicle - by , Sep 01, 2015
4 / 5 stars
Schopenhauer en boca de adolescentes