Presentada en el Festival de Cine de San Sebastián 2007, llega con dos años de retraso este thriller en el que el director finlandés Renny Harlin cambia de sus películas de acción a esta especie de homenaje al mejor cine negro clásico americano al que llega de rebote, ya que iba a ser la iniciación en la dirección de su amigo el actor Samuel L. Jackson, con el que ya había hecho antes dos films, Deep Blue Sea y Memoria letal.
Tom Cutler es un ex-policía que, amargado por la muerte violenta de su esposa y su turbio pasado al servicio de la ley, se dedica ahora a expiar su culpa limpiando las escenas de crímenes sangrientos, un trabajo nada agradable. Tras uno de ellos se da cuenta de que lo que ha hecho es borrar todas las huellas sin que la policía haya intervenido y se convierte así en principal encubridor, por lo que no tiene otra salida que investigar por su cuenta, con la ayuda de su amigo Eddie Lorenzo, policía y padrino de su hija Rose de 14 años, viéndose envuelto en una espiral de violencia que le enfrenta a su pasado. Paralelamente corre su relación con la viuda de la víctima.
A Renny Harlin se le nota que no es su género preferido, pero sale airoso de la prueba, haciendo una planificación muy estudiada y original, tal vez para paliar que el argumento, a pesar de salir de la crónica de sucesos de los periódicos, arranca con una ingenuidad o error por parte de Tom, que se ve enredado en una telaraña de la que es difícil salir. Después la intriga se complica y a veces no quedan demasiado claras ciertas actitudes de los protagonistas y como es habitual se saca de la manga al asesino en los metros finales de forma inesperada y un tanto de urgencia de última hora.
Una de las cosas que salvan esta cinta es el buen trabajo de los principales actores, un sobrio Samuel L. Jackson, en el papel de padre responsable, un veterano Ed Harris, una Eva Mendes que va mejorando como actriz, bien encajada en su papel, e incluso la joven de color Keke Palmer que hace de la hija traumatizada por la muerte violenta de su madre a la que no quiere olvidar. La relación que se establece entre los personajes es creíble a través de una realización aceptable, aunque no saque todo el partido posible del suspense y le falte fuerza por momentos.
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