Si hay una película en la filmografía de Francis Ford Coppola que se puede definir como el paradigma, la quintaesencia de película hecha con indecibles problemas de producción, ésa es, sin duda, One from the heart, el filme que Coppola emprendió tras el gran éxito de público y crítica cosechado en su muy particular (y espléndida) versión de la guerra del Vietnam, Apocalypse now (1979). One from the heart, lo que literalmente podría traducirse como Una del corazón, fue retitulada en España como Corazonada, con lo que perdió el sentido de “película romántica” a que hacía alusión el título original. Los problemas de producción de la cinta fueron de tal calibre que los Estudios Zoetrope, comprados por Coppola con el producto de la mentada Apocalypse…, se arruinaron durante el transcurso del rodaje.
Corazonada es, como muy bien lo definió el propio Coppola, un caramelo delicioso, quizá el más costoso chupa-chups jamás hecho, una cinta de una belleza irreal, que remite directamente a los más fabulosos mundos creados por los grandes talentos de la coreografía del Hollywood clásico: Busby Berkeley, Gene Kelly, Stanley Donen, Jerome Robbins. Aún recordándolos a todos, Coppola imprime a su filme un sello especial, una fantasía sugerente y atractiva, en un trabajo en el diseño de producción de Dean Tavoularis que puede calificarse con toda justicia de soberbio. La película, como no podía ser menos a la vista de los múltiples problemas económicos que la acosaron, resultó tan brillante como irregular, y quizá frustró la oportunidad de hacer el gran musical de los años ochenta, al igual que West Side Story fue el de los sesenta, o Cabaret el de los setenta.
Entre los intérpretes está uno de los actores fetiche de Coppola de la época, Frederic Forrest, que estuvo con él en otros filmes como La conversación, Apocalypse now, El hombre de Chinatown (dirigida por Wim Wenders pero con producción de Coppola) y Tucker. Un hombre y su sueño.
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