Con dirección del veterano productor y realizador Luís Galvâo Teles (con una larga carrera audiovisual, en parte en televisión), esta comedia toma elementos de localidades imaginarias o reales como Calabuch o Innisfree, con un muy actual rebozo cibernético, para contarnos una divertida historia coral sobre la identidad, el comportamiento humano, los politicastros, el papanatismo de los “media”, finalmente la astucia popular.
Inspirándose libremente en hechos reales, aunque no acontecidos lógicamente en este ficticio pueblo, Galvâo Teles y su guionista imaginan qué ocurriría si el dominio de un pequeño villorrio portugués fuera reclamado por una poderosa multinacional, y de qué manera podría ello convertir al pueblecito en una especie de Fuenteovejuna, todos a una, aunque con variaciones bien sustanciales y, por supuesto, desde un punto de vista puramente de comedia.
Es cierto que los personajes no están muy perfilados, pero también que el auténtico protagonista coral es el ficticio, perdido pueblo que concitará una expectación mundial por un quítame allá esas pajas… o más propiamente ese dominio. También es verdad que nuestra María Adánez es firme candidata al premio al peor acento en lengua extranjera por su espantoso portugués, pero al menos lo ha intentado, lo que es inusual en los intérpretes españoles cuando tienen que rodar en el vecino país.
El resultado es una comedia amable, con cierto tinte surrealista, que busca esa difícil pirueta de que el cine portugués se vea en España (y viceversa), mediante la solución de la coproducción, si bien parece que sin mucho éxito: ni los dos años que ha tardado en estrenarse en España parece buen síntoma, ni tampoco la tibia acogida en taquilla en nuestro país. En fin…
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