Pelicula:

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La homosexualidad en los países de religión mayoritariamente mahometana es tabú. Por supuesto, hay un amplio abanico en esa concepción, que no es monolítica, desde la fundamentalista de países radicalmente islámicos, como Afganistán o Irán, donde está considerado un delito castigado con la ejecución sumaria, hasta otros países, más moderados, donde mayormente se tolera y, siempre que no se haga ostentación pública, se mira para otro lado. Es el caso de Marruecos, un país en el que, aunque la homosexualidad está teóricamente penada con cárcel, sus autoridades, probablemente por la presión europea, suelen hacer la vista gorda. Por ello, es frecuente la ocultación del tema a través de matrimonios de conveniencia.


Ése es el caso, precisamente, de esta sensible El caftán azul; la historia está ambientada en nuestro tiempo, en la ciudad de Salé, conocida como la “ciudad gemela” de la capital Rabat, por encontrarse ambas frente a frente, solo separadas por el río Bouregreg. Ahí conocemos el matrimonio formado por Halim, un hombre como de cincuenta años, y su esposa, Mina, quizá algo más joven. Ambos se casaron conociendo y asumiendo ella la cualidad de homosexual del marido. La mujer lleva varios años luchando contra un cáncer de mama, estando ya en una fase que se aproxima a la terminal. Ambos regentan un negocio de manufactura artesanal de vestidos, en especial del denominado “caftán”, una larga túnica abierta por delante, con ricos bordados en hilo de oro, auténticas maravillas de larga tradición en el país (realmente en todo el mundo islámico), una prenda muy cotizada que suele usarse, sobre todo, aunque no exclusivamente, en grandes eventos y celebraciones, como bodas y similares. En el negocio ha entrado recientemente el joven Youssef, como aprendiz, dado que la carga de trabajo es grande y Halim se toma su tiempo para que sus encargos sean perfectos, auténticas joyas. Pero la llegada de Youssef produce estragos en el maalem (maestro, en árabe), mientras Mina empeora...


Maryam Touzani (Tánger, 1980) es una actriz, guionista y directora de cine marroquí que estudió en Londres. Especializada en periodismo cinematográfico, desde la segunda década de este siglo XXI viene llevando a cabo una interesante filmografía con un carácter siempre social, con temáticas como la prostitución en Marruecos en su documental Sous ma vieille peau (2014), o el embarazo fuera del matrimonio en su primer largometraje de ficción, Adam (2019). Touzani está casada con el también prestigioso director francés, de ancestros magrebíes, Nabil Ayouch, que aquí coescribe el guion junto a su esposa. Tiene el cine de Touzani, como decimos, claros perfiles sociales, en una sociedad como la marroquí, escindida entre la tradición de una sociedad muy religiosa pero también deseosa (sobre todo en sus generaciones más jóvenes) de libertad y modernidad. 


El tratamiento de Touzani, ciertamente, es muy interesante; desde el principio se establece el insólito triángulo, con la mujer cuasi moribunda que conoce y tiene asumida la condición del marido e intuye la tentación que para él supone el nuevo aprendiz; el maalem, haciendo esfuerzos titánicos para no caer en esa tentación, mientras desfoga su deseo sexual en sus periódicas visitas al “hammam” o baños árabes, donde los contactos homosexuales se toleran siempre que se hagan con discreción; el bisoño becario, al que pronto vemos que, además de aprender el noble arte de manufacturar caftanes, siente algo muy profundo por su maestro. Presentado el triángulo, Touzani, y su coguionista, Ayouch, establecen el arco dramático que conllevará la evolución de los tres, a la par que vamos conociéndolos mejor: ella, enamorada del marido aún a sabiendas de la imposibilidad física de amarla, pero también sabedora de su próximo final; el esposo, torturado por su condición y por no “manchar” el buen nombre de su mujer; el joven, honrado y callado, también sabiendo esperar.


La película se toma su tiempo; es cierto, desde luego, que tiene un “tempo” narrativo lento, como el que supone la confección de ese caftán azul que finalmente tendrá un papel relevante en la trama, suponiendo el culmen de una de las historias que se cuentan, y el comienzo de otra, un caftán cuya amorosa elaboración correrá pareja a los sucesos que irán aconteciendo en este triángulo que no reconoce serlo, en este triángulo insólito donde casi todos callan sobre sus sentimientos, y cuando lo hacen, es siempre en susurros, en la intimidad de la alcoba, o en el taller donde se está al abrigo de miradas indiscretas.


Hermosa película, tan sutil, tan suave y sedosa como el propio caftán azul que le da título, el film de Touzani está narrado con morosidad, con una morosidad orientalizante, en la que las cosas transcurren sin prisa, con frecuentes insertos de las precisas puntadas del maestro mientras va completando, piano piano, la bella prenda. 


Gran trabajo interpretativo del trío protagonista: Lubna Azabal, una de las grandes estrellas de la actuación árabe (aunque nacida en Bruselas), y que ya estuvo en la anterior peli de Touzani, Adam, está eximia, en un papel complejo, una mujer al final de su vida, que no ha podido ser plena, o quizá sí, por un matrimonio ficticio que, sin embargo, ha estado lleno de amor. Saleh Bakri, otra de las estrellas del cine de los países musulmanes, se arriesga mucho, en un personaje no precisamente bien visto en la sociedad islámica, que él resuelve muy hacia adentro, a base de miradas furtivas y gestos sobrios; el joven Ayoub Missioui nos parece que tiene una mirada limpia, inocente, que puede dar mucho juego.


La película tiene una lista de premios larga como un brazo, habiendo cosechado laureles entre otros, en los certámenes de Cannes, Chicago, Valladolid, Marrakech, Atenas, Gotemburgo y Vancouver. 


(20-03-2023)


 


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124'

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El caftán azul - by , Aug 08, 2023
3 / 5 stars
Insólito triángulo