Doce personas han pisado la Luna, pero únicamente un hombre ha recorrido, o recorrerá jamás, el inmenso vacío entre las dos torres del World Trade Center. Guiado por su mentor en la vida real, Papa Rudy Omankowsky, y ayudado por un insólito grupo de personas, entre ellas su amigo Jean-Louis y su novia Annie, Philippe Petit, de 25 años, superaron obstáculos imposibles e innumerables situaciones comprometidas para concebir y cumplir su loco sueño.
Sobre esta historia real ya se hizo anteriormente un semidocumental titulado Man on the wire (2008), dirigido por James Marsh, que relataba la hazaña del francés en clave de thriller, que consiguió alzarse con el Oscar y varios premios más.
Esta es la historia del funambulista francés Philippe Petit, quien se plantea colocar un cable de acero de 43 metros entre las dos torres gemelas para caminar entre ellas. Visualmente es impresionante, sobre todo en el cuarto de hora del cruce a casi 420 metros de altura. Arranca con un prólogo en blanco y negro para presentar al protagonista en París, que además es mago y mimo. Los dos tercios primeros están dedicados a su afición a ejercer de equilibrista desde que era muy pequeño, su aprendizaje, su actuación en las calles de París perseguido por la policía, cruzar las torres de la catedral de Notre Dame y finalmente a los preparativos para llevar a cabo su objetivo, que no era tan sencillo y además era ilegal, cruzar entre las dos torres gemelas a 110 pisos de altura y lo hizo ocho veces durante 45 minutos.
El guion está basado en el libro Alcanzar las nubes, que escribió el propio Philippe Petit sobre la hazaña real que llevó a cabo el 7 de agosto de 1974, pero hoy día, con las medidas de seguridad que hay, sería poco menos que inviable. El espectador conoce esta historia increíble y sabe que tuvo un final feliz, por lo que no hay sorpresas, aunque sí un poco de vértigo en los metros finales del cruce.
El propio director confiesa que no le interesan los personajes sino los desafíos técnicos y en este caso el mayor era recrear estos edificios que ya no existen, como todos sabemos, debido al 11-S de 2001, siendo al mismo tiempo un homenaje a los mismos. En este sentido solo destaca la actuación de Joseph Gordon-Levitt como Petit, quedando los demás personajes secundarios al margen.
Como en Man on the wire, aquí se convierte en una película con el suspense de un robo perfecto, aunque personalmente creemos que aquella tenía más de ello que ésta que en buena parte parece más un relato de la vida del protagonista que está narrado por él mismo como si fuera un cuento.
La parte primera y lo que es la preparación de lo que él llama el golpe se hace un poco larga, y dado lo que supone lo que fue el hecho en sí, no cabe la menor duda de que el personaje estaba más cerca de la locura que del equilibrio mental.
Robert Zemeckis usa la más avanzada tecnología moderna para hacer un film técnicamente perfecto al margen de que interese más o menos la historia que nos cuenta, con una fotografía impresionante y un trabajo correcto de los actores.
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