Tras la agradable sorpresa de "Cronos", una historia de terror a vueltas con la inmortalidad, con un fascinante artilugio que hubiera hecho las delicias de Dorian Grey, el cineasta mexicano Guillermo del Toro pinchó relativamente con "Mimic", en la que hubo de rendir pleitesía a la gran maquinaria del cine yanqui. Ahora, con las manos más libres, rueda en España "El espinazo del diablo", una sugestiva historia ambientada en los estertores de la Guerra Civil Española, en pleno secarral manchego, donde una viuda reprimida, un viejo maestro argentino y un joven sin escrúpulos pastorean como pueden a un grupo de huérfanos de la contienda. En ese lóbrego escenario, un niño se encontrará de bruces con el fantasma de un crío que susurra en la oscuridad (perdón por la referencia a Lovecraft, pero no me podía resistir...).
La atmósfera creada en torno a ese pequeño fantasma (fascinante su representación visual, con la sangre permanentemente manando de su frente herida, diluyéndose en el agua donde espectralmente reposa) es lo mejor de la película, demostrando entonces Del Toro por qué es un maestro del cine de terror; algo inferior son las escenas más puramente de acción, si bien están realizadas con la solvencia y pulcritud del cine más profesional de Hollywood, aunque la producción sea hispano-mexicana. Luppi confiere a su cuasi ectoplásmico personaje los matices que son habituales en él, un hombre secretamente enamorado de una mujer que le corresponde, también sin saberlo; Paredes tiene un papel menos agradecido, incluso menos justificado en el guión; Noriega confiere a su rol la necesaria dosis de crueldad, que tan bien conviene a ese joven sin más horizonte que conseguir, a cualquier precio, salir de la miseria para nadar en la abundancia.
El resultado global es un filme algo irregular, pero que se entona conforme va avanzando, reafirmándose en su tono de horror casi primigenio, un universo asfixiante, cerrado y cercado por otro mundo, éste también terrorífico pero por otras razones, en el que el pueblo español, como en el cuadro de Goya, pareciera gozar despedazándose mutuamente.
El espinazo del Diablo -
by Enrique Colmena,
May 05, 2001
3 /
5 stars
El que susurra en la oscuridad
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