El forastero

William Wyler tocó casi todos los géneros, y casi siempre con fortuna. Aunque este El forastero no fue su primer western, sí fue quizá el que le permitió dar a conocer su versatilidad, pues hasta entonces se había especializado en grandes dramas (Esos tres, Jezabel, Cumbres borrascosas), género en el que, por lo demás, hará la mayor parte de sus mejores películas; añádanse a las citadas títulos como La carta, La loba, La señora Miniver y La heredera. Aunque su western de referencia es, sin duda, el gran Horizontes de grandeza, El forastero tiene también su interés, rodado a la clásica manera por un director para el que el cine no tenía secretos.

La película narra el enfrentamiento, al parecer verídico, entre un vaquero, Cole Harden, y el legendario juez Roy Bean, un magistrado de modos muy heterodoxos, personaje histórico que años más tarde volvería a aparecer en pantalla con el rostro de Paul Newman en El juez de la horca (1972), y también en un oscuro western de Budd Boetticher, Un tiempo para morir (1969).

Estilo depurado y sencillo, hermosa fotografía en blanco y negro, y un mito del cine como Gary Cooper al frente del reparto, que incluye también a estupendos secundarios como Dana Andrews y, sobre todo, a un espléndido Walter Brennan en el papel del juez Bean, personaje que le reportaría uno de los tres Oscar que consiguió a lo largo de toda su carrera.