La acción se desarrolla en la Tierra, en un futuro indeterminado. El poderoso Lord Graal intenta apoderarse del planeta por medio de un extraño humanoide que no puede ser vencido por arma alguna... Basten estas líneas para adelantar los derroteros argumentales por los que discurre esta cinta. Si en los años setenta y ochenta había alguna cinematografía capaz de plagiar, copiar e imitar a otras, esa era sin duda la italiana. A raíz del enorme éxito de La guerra de las galaxias (1977), de George Lucas, primera de la saga Star Wars, aunque cuarta en su orden cronológico interno, surgieron otras producciones similares, especialmente dentro de los mismos Estados Unidos o del Japón, conformando con ello ese subgénero de la ciencia ficción que se dio en llamar en su momento "galáctico".
Los avispados productores italianos se lanzaron a finales de los años setenta a hacer su propia versión también. Para ello encargaron la dirección a un tal George B. Lewis, sonoro seudónimo anglosajón del muy italiano Aldo Lado, cineasta que se inició como guionista en los años sesenta, para después pasar también a las tareas de ayudante de dirección, y finalmente a la realización, faceta en la que, ciertamente, no destacó en absoluto, dedicándose a rutinarios subproductos de los que se estilaban en la época, terrores de baja estofa, blandipornos y similares.
En el guión, escrito por el propio Aldo Lado, se dan cita elementos que ya estaban en La guerra de las galaxias, como el maléfico Lord Graal, cuya indumentaria está calcada de la de Darth Vader de la película de Lucas. Además, con el humanoide se da entrada al mito de Frankenstein con escenas, como la del niño y el monstruo, que son copias casi exactas del film original de los años treinta de James Whale. Para terminar con el cuadro, se introduce en este panorama a un extraño niño oriental dotado de facultades paranormales y aureola casi mesiánica...
Con este pintoresco gazpacho, aliñado con unos efectos especiales sumamente pobres y una dirección de Aldo Lado de puro oficio, El humanoide no levanta cabeza. Lo peor que le puede pasar a un film de aventuras de ciencia ficción, sobre todo si es un cómic, como es el caso del que hablamos, es que aburra al espectador, y esto es lo que le ocurre a la cinta.
El gran Ennio Morricone, en un trabajo impersonal, compuso una banda sonora que se se parecía demasiado al tema principal de Encuentros en la tercera fase, y en otros temas a la mismísima Novena Sinfonía de Beethoven. La fotografía de Silvano Ippolitti está muy cargada de tonos oscuros que a veces hacen difícil la visión de algunas escenas.
El reparto internacional que interpreta la cinta hace una labor más que discreta, sin duda sabedores los actores de que el film no tenía entidad alguna. Aparece al frente del reparto Richard Kiel, el gigantón de 2 metros y 18 centímetros que saltó a la fama como villano de la serie 007 en La espía que me amó (1977). Desde luego da pena ver a profesionales de la veteranía y la talla de Arthur Kennedy haciendo papelitos de villano sin matices.
(25-10-2021)
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