Pelicula:

Parece que Lars Von Trier hubiera leído a nuestro Antonio Machado, sobre todo el bellísimo poema que comienza con el doble dístico “Yo voy soñando/ caminos de la tarde. ¡Las colinas/ doradas, los verdes pinos, / las polvorientas encinas!” Y es que el iconoclasta cineasta danés vuelve a sorprendernos, tras inventar el cine Dogma, ahora con un cambio temático, estilístico y estético considerable.


Apuesta aquí por el sistema llamado Automavisión, máquina que filma a partir de unas directrices iniciales de los técnicos de fotografía y sonido, en una especie de “escritura automática” (aquí habría que llamarle más bien “filmación automática”) que busca nuevas posibilidades al cine. Hombre, no seré yo el que crea que la experiencia ha sido un éxito, porque lo que este sistema automatizado nos ofrece es un tipo de cine próximo al baile de San Vito, con secuencias enhebradas permanentemente a base de planos sincopados, en una vieja técnica (Godard ya montaba así hace casi cincuenta años, sin Automavisión ni leches) que mayormente nada aporta a la narración ni a la progresión de la historia, y con buscados defectos de encuadre que seguramente serán muy “modelnos”, pero que se me da una higa, como decían los clásicos del Siglo de Oro español.


Aparte de estas cuestiones digamos técnicas, lo cierto es que Von Trier, como siempre en su cine, busca caminos, de ahí la alusión al doble dístico machadiano. Aquí afronta por primera vez una comedia en estado puro (Los idiotas tenía algo de comedia idiota, pero no era lo mismo), partiendo de un punto delirante que se vuelve más surrealista conforme avanza la acción: el dueño de una mediana empresa de contenidos informáticos se ha inventado a un jefe sobre el que descargar las decisiones ingratas, pero cuando va a vender la empresa a un grupo islandés tiene que recurrir a un inestable actor para que represente el papel de ese ficticio “jefe de todo esto”.


De ahí al disparate surrealista hay un paso, el que da Von Trier a base de humor inteligente, no dejando títere con cabeza: el empresario vendedor, un hombre inescrupuloso dispuesto a, simultáneamente, dejar en el paro y estafar a sus subalternos y sin embargo compañeros; a los propios trabajadores, una panda de veletas con filias y fobias que se despiertan por motivos veniales, siempre manipulados por el listo de turno; el comprador, un irascible islandés que pone de vuelta y media a los daneses; el propio actor, un paranoico con un tornillo flojo que procurará varias piruetas a cual más estrafalaria y, sin duda, divertida.


Así las cosas, como casi siempre en Von Trier, interesa más el fondo que la forma. Ahora ha sido la máquina de la señorita Pepis que hace cine sola, ¿qué será mañana? Bueno, mientras siga haciendo buen cine como éste, mientras sueñe esos caminos machadianos, lo tendremos por uno de los nuestros…



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99'

Año de producción

El jefe de todo esto - by , Apr 10, 2016
3 / 5 stars
Yo voy soñando/ caminos...