Pelicula:

Otto Preminger fue uno de los grandes cineastas de Hollywood que, sin embargo, no gozó del mismo predicamento de un Howard Hawks, un John Ford o un William Wyler, por citar tres de los grandes popes del cine clásico norteamericano. Sin embargo, como todos ellos, hizo un cine ecléctico, cultivando todos los géneros, y siempre con gran profesionalidad y solvencia. En su obra no es difícil encontrar un puñado de títulos que evidencian el talento de este judío austríaco que se exilió en Estados Unidos cuando el nazismo rampante hizo evidente que los de su etnia corrían grave peligro de mantenerse en Europa. Entre esos títulos habría que hablar de Laura (1944), quizá su trabajo más elegante y fascinante; Cara de ángel (1953), que confirmaba también su buen hacer en la comedia romántica; Río sin retorno (1954), afortunada mezcla de wéstern, aventura y romanticismo; y Carmen Jones (1954), uno de los primeros musicales con absoluto protagonismo afroamericano.

Pero si esos títulos ya le encumbraban como uno de los más interesantes y fiables cineastas del Hollywood más clásico, a partir de finales de los años cincuenta Preminger alcanza la madurez con cuatro películas que probablemente son las mejores de su filmografía: Anatomía de un asesinato (1959), Éxodo (1960), Tempestad sobre Washington (1962) y El cardenal (1963), prodigiosas muestras de cine sobre temáticas tan distintas (o quizá no tanto...) como el cine negro de broncos perfiles, la alta política y sus inevitables servidumbres, el regreso a la patria como motor de un pueblo, el coraje de la religión como fuerza moral.

El rapto de Bunny Lake es un film de esa misma época, aunque habrá que decir pronto que quizá no alcanza el nivel de los últimos cuatro títulos citados, sin que pueda responsabilizarse de ello a Preminger, como veremos. La acción se desarrolla en el Reino Unido, en el tiempo de rodaje del film, a mediados de los años sesenta del siglo XX, a donde acaban de llegar Ann Lake, madre soltera con su hija de 4 años, a la que llama Bunny, como una amiga invisible que tenían cuando era pequeña; y su hermano Steven, que ejerce de alguna manera el papel de padre oficioso de la niña. Pero cuando Ann deja a Bunny en la prestigiosa escuela que le han recomendado y por la tarde vuelve a por ella, nadie en la institución ha visto a la niña. Avisada la Policía, el inspector Newhouse, hombre de notable flema, tras las indagaciones que hace, empieza a dudar de que realmente exista la pequeña Bunny...

Los hermosos y a la vez simples créditos de Saul Bass ya sitúan la historia, rodada en un precioso blanco y negro con tonos con frecuencia expresionistas, en el contexto de misterio e intriga que se mantendrá durante todo el film. Hay en la película una mirada ciertamente poco amable hacia los ingleses, pintados aquí como estirados, soberbios, y pagados de sí mismos, una peculiar fauna que no deja bien parados precisamente a los hijos de la Pérfida Albión.

Con un buen uso de la elipsis y un gran ritmo narrativo, la película fluye intrigantemente con la sospecha de si la pequeña Bunny existe, o no, y si existe, por qué ha desaparecido. Pronto aparecen huellas y detalles que indican que la infancia de los dos hermanos Lake fue bastante extraña, y que ambos tuvieron sus más y sus menos con amigos invisibles, lo que finalmente tendrá mucho que ver con la resolución de la trama. Y ese final quizá sea lo más endeble de la peli, no por la notable filmación que hace Preminger, en una escena con toques de cierto surrealismo y con un progresivo y creciente suspense, sino porque el desenlace en el guion se inclina por la explicación psicopatológica, que en aquellos años estaba bastante de moda (recordemos Psicosis o Marnie, la ladrona, ambas de Hitchcock), claramente inferior al resto del film.

Pero queda, sin duda, la desafección hacia lo británico como toque más llamativo, el puritanismo de la sociedad inglesa, que mira displicente a la madre soltera protagonista, el vigoroso ritmo narrativo que no decae en todo el metraje, ni siquiera en el inferior final, y algunos personajes peculiares, como el del inspector que interpreta Laurence Olivier, un prodigio de flema, de serenidad, también de perspicacia; también el personaje de la fundadora (ya retirada) del colegio, una Martita Hunt que hace toda una creación, una mujer con mando en plaza y gran capacidad para la ironía, cuando no el sarcasmo; y, sobre todos ellos, el del casero de los protagonistas, un extravagante bohemio que compone el dramaturgo Noël Coward, en uno de esos personajes odiosos que el cine, de vez en cuando, nos da, un sátiro viejo verde que se prevale de su alto nivel intelectual y de su posición de dominio para acosar procazmente a jovencitas que, como la protagonista, carga sobre sus espaldas (según la brutal moral de la época) con el estigma de ser madre soltera.

(20-07-2021)


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107'

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El rapto de Bunny Lake - by , Jul 20, 2021
3 / 5 stars
Intrigante thriller psicológico