A raíz del éxito de la serie “Emmanuelle” se inició en Europa una especie de subgénero erótico, al que los críticos dieron en llamar “softcore”, y que el que suscribe tradujo sandungueramente en su momento como “blandipornos”, películas en las que los actores simulaban actos sexuales explícitos, aunque después todo fuera puro fingimiento. En esa línea, las hermanas Collins, columbraron en 1978 llevar a la pantalla las novelas de una de ellas, Jackie, afamada escritora de “best-sellers”, tan picantes como nulos literariamente hablando, protagonizándolas la otra hermana, Joan, famosa por sus escándalos en Hollywood, y también por conservarse como una rosa; ya se sabe que el bisturí hace milagros…
“El semental” fue la primera de las películas de esta operación. Tuvo tanto éxito que poco después le siguió otro filme de semejantes características, “El placer”. Un gigoló de excelentes cualidades anatómicas conoce a una hermosa y adinerada mujer, dueña de una discoteca. Ambos acuerdan compartir el ocio y el negocio. El joven dirigirá la discoteca y atenderá también a la dama en las superficies horizontales. Hay escenas de alto voltaje erótico, pero siempre sin llegar al porno. En ese sentido, está filmada con cierto tono, pero no es más que un lujurioso pasatiempo.
El alma del filme es la propia Joan Collins. Todo gira en torno suyo, y la película está ideada para realzar sus indudables encantos, por mucho que, a fuerza de “liftings”, el ombligo de la señora esté en paradero desconocido. El semental en cuestión es un pura raza, todo cachas, y hace honor al título españo.
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