El italiano Sergio Bergonzelli fue uno de los realizadores paradigmáticos de aquel cine itálico de los años sesenta y setenta que basaba su interés meramente en la taquilla, saqueando los títulos importantes de otras cinematografías, especialmente los de la americana. Bergonzelli dirigió cine desde 1960 hasta el 90, y durante ese tiempo frecuentó todos los géneros, en especial aquellos que se prestan más fácilmente al consumo de masas no precisamente exigentes. Hizo “espagueti-westerns”, terror, aventuras románticas, e incluso en su última época se especializó en blandipornos. En ocasiones firmó como Serge Bergon, por ver de camuflar algo su origen italiano.
Al género de aventuras pertenece precisamente este “El tigre de los sietes mares”, filme ambientado en la Edad Moderna, cuando el corsario Surcouf, al servicio de la corona francesa, ha de imponer un receso a su particular guerra contra con los ingleses porque, extrañamente, las relaciones entre su patria y la pérfida Albión son buenas... Entre tanto, aprovechará para cortejar a dos jóvenes a la vez, sin terminar de decidirse por ninguna. Aventuras, luchas y hermosos paisajes marinos son los escasos alicientes de esta obra típicamente de evasión.
El tal Surcouf, héroe franchute en la línea que marcara el histórico Francis Drake, fue personaje principal en otros filmes, hoy obviamente olvidados. El reparto está cuajado de segundones de las naciones coproductoras, destacando Gerard Barray, habitual de este tipo de productos, y sobre todo la magnífica Antonella Lualdi.
El tigre de los siete mares -
by Enrique Colmena,
Mar 07, 2008
1 /
5 stars
Con Drake como modelo
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