Monte Hellman es un guionista y director norteamericano (Nueva York, 1932) que se inició en el cine en la cuadra de Roger Corman, el avispado productor y director bajo cuya férula se formaron no pocos de los grandes directores yanquis que empezaron en los años sesenta y setenta (Coppola, Scorsese, Bogdanovich, entre otros). Hellman también se inició con Corman, y varios de sus títulos estarían producidos por él. Monte es un caso peculiar en el cine: lleva dirigiendo medio siglo, pero su filmografía no es precisamente extensa; la explicación radica en el tipo de cine que Hellman gusta de hacer, un cine poco apegado al realismo y bastante más a conceptos tales como la abstracción o el surrealismo.
Las películas más celebradas de Hellman son todas de los años sesenta y setenta, cuando su cine era aún fresco y ciertamente raro como un perro verde. De esa época son A través del huracán (1966), Carretera asfaltada en dos direcciones (1971), Clayton Drumm (en su título original China 9, Liberty 37, 1978), rodada en Europa y con claves de eurowestern, y, sobre todo, este El tiroteo, curiosísimo wéstern que bebe en aguas tan diversas como el teatro del absurdo (Beckett), el teatro pánico (Jodorowsky), e incluso varios “ismos” de la vanguardia francesa de los años veinte, entre los que no sería ocioso citar a Artaud. Estamos pues ante un cine difícil, aunque parezca estar filmado en clave realista. Plantea la historia de Willett, un bragado excazarrecompensas reconvertido en buscador de oro; cuando regresa a su campamento se encuentra con que han matado a uno de sus amigos y solo queda Coley, un tipo simple al que Willett mantiene a su cuidado. Aparece una mujer a caballo y les contrata para que la lleven a otro lugar; el buscador de oro acepta pero sospecha que la mujer tiene oscuros intereses; Coley, por su parte, se siente fascinado sexualmente por la mujer...
El tiroteo es, ciertamente, un wéstern absolutamente atípico, que además se va enrareciendo más conforme avanza su metraje, hasta terminar convirtiéndose directamente en un film abstracto, donde perseguidores y perseguidos se confundirán, donde las identidades se difuminarán, donde las verdaderas intenciones de cada personaje se harán líquidas y evanescentes. Film con una rara atmósfera onírica, en la que los roles, tan extraños, van convirtiéndose progresivamente en arquetipos, tiene en su rareza argumental, temática y estética sus mejores armas, en una película que ciertamente no deja indiferente a nadie.
El film se hizo con un modesto presupuesto de 75.000 dólares, producido por el propio director y por su amigo Jack Nicholson, que también interviene con un papel secundario. La película tuvo escasa repercusión en taquilla y además sufrió serios problemas en su exhibición en Europa, a pesar de lo cual, con el tiempo, ha ganado un merecido aura de film de culto, inclasificable, una rareza ambigua y pesadillesca. Warren Oates representa con soltura su personaje, un pistolero duro y bragado que, sin embargo, se sentirá zarandeado por esta aventura en la que una mujer sin nombre (una hierática Millie Perkins, que saltó a la fama con El diario de Ana Frank, en un personaje muy diferente) es la que lleva las riendas de la historia.
(23-12-2019)
82'