Pelicula:

Esta película está disponible en el catálogo de Netflix.

Si decimos que Tommy Wirkola (Alta, Noruega, 1979) es el director de Zombis nazis (2009), probablemente pensaremos, quizá no sin razón, que estamos ante un tipo especializado en productos de baja estofa, con mucha hemoglobina y efectos baratos de terror. Y no estaremos demasiado desencaminados, solo que, afortunadamente, Wirkola es algo más que eso, aún siéndolo, como atestigua esta por lo demás desaforada El viaje; excurso: vaya título español insulso… el original noruego, I onde dager, no es que sea especialmente bueno; literalmente, si el traductor online que hemos usado no miente, sería “En los días malos”, pero mejor sí que nos parece que es…

La película comienza y termina con sendos planos de rodaje. El primero (del segundo no hablaremos para no “espoilear”) es una estándar escena de cama con el diálogo de un matrimonio que se cuentan a las claras sus grandes diferencias y sus infidelidades… Vemos que el director de este culebrón (que no solo los hacen en Colombia o México, sino también en la muy culta y erudita Noruega…) es Lars, mediocre realizador televisivo que ese fin de semana ha propuesto a su mujer, Lisa, actriz no precisamente excelsa, irse a la cabaña propiedad del padre de Lars, a orillas del mar; la idea parece ser intentar recomponer la pareja, que atraviesa por una crisis, distanciada por la rutina, la inercia, los continuos fracasos profesionales de ambos y la difícil situación económica del matrimonio, con muchas deudas y pocos ingresos. Pero pronto vemos que lo que parecía ser un finde romántico para restañar heridas, realmente esconde una realidad mucho más macabra: ambos, por separado, han pensado en utilizar esos días para acabar uno con el otro y librarse así de la pesada carga de una pareja que ya no se soporta. Pero simultáneamente tres presos han escapado de una prisión no muy lejana, y entonces a lo mejor los planes de ambos tienen que cambiar…

La película de Wirkola comienza como un melodrama de pareja en crisis con toques de comedia negra; esa parte lo cierto es que no es demasiado afortunada, porque se ve que el cineasta no es en lo que mejor se maneja. Así las cosas, la introducción se hace bastante larga y un tanto pesada, mientras vemos cómo ambos, verbalmente, se destrozan mutuamente, con continuas puyas en el viaje en coche y ya en la propia cabaña. A partir de ahí, cuando comienzan las escaramuzas entre ambos, y cuando después entran otros agentes en la trama, la historia ya coge vuelo, toma velocidad de crucero y fluye con rapidez y continuos golpes de guion, generalmente fundados, si bien es cierto que, conforme se van acercando al final, la historia se convierte en algo así como una vorágine "gore" de brutalidad extrema y hemoglobina a espuertas.

Pero entre tanto se llega a ese final en plan grandguignol, esa orgía de violencia, que desde luego desmerece del resto del film, asistimos al gentil despedazamiento (ora oral, ora físico) de ambos cónyuges, confirmando el aserto de que del amor al odio, esas palabras de cuatro letras, hay muy poco trecho. Él es un acomplejado realizador de productos televisivos del tres al cuarto que se sabe mediocre; ella una endeble actriz que lo más que consigue es hacer anuncios de medicamentos. Ambos se saben dos pelagatos y disfrutan humillando al otro, como si en esa humillación, en esa continua mofa y befa encontraran un acre, abyecto resarcimiento de sus propias frustraciones.

Radiografía entonces de tantas parejas como, lamentablemente, pasan de la idealizada vida en común a directamente no soportarse mutuamente, El viaje resulta ser, en ese sentido, una estimable reflexión de hasta qué punto la convivencia conyugal, cuando no está fundamentada en valores tales como el amor, pero también el respeto, la admiración, la generosidad… termina en un infierno del que es tan difícil escapar. Los protagonistas intentan hacerlo por una vía expeditiva que, afortunadamente, no suele utilizarse mucho, y menos con este grado de brutalidad “in crescendo”, aunque ello ocurra también por los inesperados “invitados especiales” que aparecen en escena.

Wirkola, en lo técnico, no es precisamente un cineasta virtuoso: él va a lo suyo, a poner en imágenes la historia, funcionalmente, sin florituras. Se le ve particularmente interesado en toda la parte “gore”, en la que es un especialista, pero ello no le impide mostrarnos los bellísimos paisajes de la costa de Noruega, inmensos escenarios naturales en los que los protagonistas y sus “invitados” serán poco más que pigmeos

Con un tono de comedia negra muy nórdica, que se potencia con la brutalidad exagerada creciente de la trama, contando la historia recurrentemente con flashbacks que van jalonando a modo de explicación los distintos y tan numerosos giros de guion, y con algunos personajes, como el jardinero imbécil o el preso neonazi, tan grande como estúpido, que dan mucho juego en su estulticia, en su simplicidad absoluta, la película resulta ser un producto irregular, no especialmente distinguido ni mucho menos, pero con algunos elementos a tener en cuenta, algunos dijes en un mar de ganga.

A ratos aquello parece una competencia de tontos, los protas incluidos; también con cierta frecuencia se consiguen percutantes escenas de tensión, desde luego mucho más cutres que las que rueda normalmente Tarantino, con el que se ha comparado a Wirkola, aunque son evidentes las diferencias de nivel, y no precisamente a favor del noruego... Es cierto que la planificación no siempre es la idónea, aunque las escenas de acción sí resultan de gran realismo, con notable trabajo de los stunts. Wirkola recurre con cierta frecuencia al efecto Séptimo de Caballería (también llamado por los más exquisitos “deus ex machina”), la salvación en el último minuto, con frecuencia de la manera más inesperada: siempre hay un flashback para justificarlo todo, como nos enseñó La casa de papel

Finalmente estaremos, en puridad, ante la terapia de pareja más brutal del mundo, bien servida por una Noomi Rapace que saltó a la fama por el inolvidable papel de Lisbeth Salander de la Trilogía Millennium, sobre las novelas de Stieg Larsen, quien desde entonces mantiene una carrera internacional combinando films en Hollywood con otros en Escandinavia; pero también bien representada por su “partenaire” en la peli, Aksel Hennie, solvente actor que hace toda una creación de su realizador mediocre y resentido.

(23-10-2021)


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113'

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El viaje - by , Oct 24, 2021
2 / 5 stars
La terapia de pareja más brutal del mundo