En un mundo libre...

Ken Loach vuelve por donde solía. Su En un mundo libre..., que ganó el Giraldillo de Oro en el Sevilla Festival de Cine de 2007, es otra muestra más de su cine comprometido, de su intención de sacudir las conciencias. Sus películas no buscan el entretenimiento sino el conocimiento de las injusticias de este mundo.

En este filme, de irónico título, por primera vez afronta de lleno el fenómeno de la inmigración y el trabajo precario de los “sin papeles”, y lo hace con su habitual fuerza narrativa, que nace de historias que saben a verdad. También es cierto que Loach, como buen militante de izquierda radical, tiene un punto dogmático que se podía ahorrar, pero también lo es que su cine es necesario, como preciso es que se aireen las tropelías de nuestra supuestamente opulenta sociedad de bienestar.

Aquí cuenta la historia de una joven británica, empleada en una empresa de trabajo temporal que, despedida por sus patronos, concibe montar su propio negocio en esa misma actividad, aprovechando sus múltiples contactos y su experiencia. Pronto será asaltada por la tentación de la ilegalidad, que conlleva el dinero fácil, peligroso e inmoral, y el que creía fundado esquema de valores se le vendrá paulatinamente abajo.

Crónica de cómo pasar de explotada a explotadora, de esclava a negrera, adolece de algunas inverosimilitudes (su actitud con respecto a la familia iraní, a la que trata como si fuera Teresa de Calcuta, no se compadece con la canallada a los ilegales de las caravanas), pero el conjunto mantiene esa potencia tan característica del cine de Loach, aunque tenga que incluir como peaje su correspondiente adoctrinamiento ideológico y su inevitable historia de amor proletario, dos constantes, tan prescindibles, que lamentablemente nunca faltan en su cine.