Tras visionar esta película, alguien detrás de mí dijo: "Qué mamarracho". No había entendido nada: el cine de Jarmusch no es un cine realista, sino hiperrealista, donde la realidad ha sido sublimada por otro nivel de percepción, donde los personajes como el protagonista de esta agradable pero excéntrica comedia, parecen alelados, sin estarlo, sino más bien estupefactos por el mundo que les rodea: tenemos aquí a un donjuán más bien caduco, que se entera cierto día de que es posible que tenga un hijo poco más que adolescente por esos mundos de Dios. Da entonces, compelido por su amigo, detective aficionado, en buscar a la ignota madre del supuesto chico, visitando los amores que tuvo en la época en que fue engendrado el muchacho.
Como ocurre en el cine de Jarmush, ello nos permitirá un paseo por la América profunda, pero en la típica clave hiperrealista, a veces casi surrealista, que se gasta este peculiar cineasta de Ohio. Habrá de todo: una cuarentona de buen ver que se dedica profesionalmente a organizar armarios ("y le pagan por ello", dice, entre escandalizada y divertida, su hija), con adolescente de corte lolitesco que se llama, claro está, Lolita; una agente de la propiedad inmobiliaria, más bien pasmada por la visita de su antiguo ex, con marido con la mosca tras la oreja; una deprimida motera de compañías poco amistosas... en fin, un universo curioso, extraño, rosáceo, preñado de una comicidad sutilísima (a veces demasiado, es cierto...), tarjetas de visita todas ellas habituales en un cineasta que, en este caso, sólo se sale de su habitual mundo al contar con un elenco de actores que quita el hipo: aparte de las estrellas Bill Murray, Jessica Lange y Sharon Stone, aparecen nada menos que Julie Delpy, Chloë Sevigny y Tilda Swinton (ésta, por cierto, irreconocible), un reparto por el que más de un director mataría, a buen seguro.
En definitiva, Flores rotas es puro Jarmusch, como lo es ese final en "anticlímax" que deja a todo el mundo con la boca abierta. ¿Por qué será...?
(22-11-2005)
95'