El cine de Hollywood hodierno sigue fagocitando talentos foráneos: este del surafricano Jonathan Liebesman es el último, por ahora, pero pronto será el penúltimo. Descubierto a raíz de una notable, pequeña muestra de terror contada con gran capacidad inventiva, En la oscuridad, que removía oscuros, atávicos miedos en el espectador, pronto fue captado por el mainstream para hacer La matanza de Texas. El origen, una precuela del mítico clásico de Tobe Hooper, y ahí ya bajó varios enteros. Como en taquilla funcionó bien, se le ha encargado ahora esta nueva vuelta de tuerca al cine de extraterrestres, en su versión más belicosa, con unos alienígenas que vienen a robarnos el agua (a diferencia del bicho de E.T., el extraterrestre, que venía a bailárnosla…) con métodos expeditivos: literalmente, exterminar a la Humanidad.
Así las cosas, Liebesman se limita, y no es poco, a orquestar a un ejército de técnicos y actores, y además bregar con los chicos de la informática, para recrear en el disco duro del ordenador, y después en la pantalla, los miles de extraterrestres que aparecen (con una pinta, es cierto, de primos hermanos del monstruo del díptico de Depredador y primos lejanos del bicho de Alien) y los artefactos, voladores o no, con los que asuelan a los humanos.
Un equipo de la Armada (la U.S. Navy de toda la vida de Dios) será el encargado de enfrentar a los alienígenas, en una batalla en Los Angeles (de ahí el título original) que se presume muy desigual; si además resulta que el grupito de los marines está comandado por un sargento que tiene un esqueleto en su armario, además de varias medallas al valor, el cóctel puede ser explosivo. Pero el guión no derrota por ahí, sino que opta por la vía fácil del espectáculo atronador; Liebesman, que a estas alturas ya es un aplicado artesano sin sombra del talento que destelló en la mentada En la oscuridad, se limita a orquestar los múltiples recursos puestos a su disposición y a (subliminalmente, porque así estaba en el guión) trazar un a modo de spot publicitario de la Armada USA, que en el filme queda como un cuerpo de gente heroica, abnegada, arrojada, hasta un extremo que hace tiempo que no se veía en una pantalla en esta descreída sociedad del siglo XXI.
Así que al final resulta que el filme sobre guerra entre especies inteligentes en el universo conocido (como se diría en Dune) termina siendo el anuncio más largo y costoso de la historia, una propaganda tan descarada que quizá no tenga el efecto que se preveía: y es que la gente puede ser tonta, pero no tanto…
Por supuesto, técnicamente la película es irreprochable, los combates están filmados con una verosimilitud aterradora, y los efectos infográficos, que con tanta frecuencia rechinan, aquí están utilizados con habilidad y donosura. Pero, claro, no es suficiente: a estas alturas la impecabilidad al cine industrial ha de suponérsele, como el valor a los soldados… ejem, quiero decir a los marines…
Invasión a la Tierra -
by Enrique Colmena,
Apr 09, 2011
1 /
5 stars
La Marina te llama...
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