CINE EN SALAS
Jane Austen ha dado lugar a una amplísima filmografía de películas y series basadas en su no demasiado prolífica obra novelística, sobre lo que esperamos poder extendernos próximamente. Laura Piani es una directora francesa, de obvios orígenes italianos, que se inició como guionista de audiovisuales que generalmente han tratado temas muy dramáticos o han sido duros thrillers policiales. Para su debut en la dirección ha escogido un tema bien distinto, en clave suavemente romántica, esta Jane Austen arruinó mi vida, de curioso título, que, como ella misma reconoce, tiene algo de autobiográfico, aunque la mayor parte es ficticio.
La historia se ambienta en nuestro tiempo, inicialmente en París. Conocemos a Agathe, joven treintañera, insegura y psicológicamente bastante frágil. Trabaja en la famosa librería parisina llamada Shakespeare & Co., donde tiene a su mejor amigo, Félix, quien le anima a que envíe sus narraciones a editores para su publicación, aunque Agathe no tiene claro que tenga talento. Las primeras páginas de una incipiente novela romántica las envía Félix, sin conocimiento de su amiga, a la Jean Austen Residency, una institución británica donde se acoge cada año a una serie de nuevos valores literarios para desarrollar sus proyectos, y Agathe es aceptada. Aunque la chica tiene problemas psicológicos para viajar en coche, por cierto accidente que sufrió en su infancia con trágicas consecuencias, finalmente accede a viajar hasta Calais y cruzar el Canal de La Mancha. Ya en Inglaterra es recibida por un joven profesor de Literatura Contemporánea llamado Oliver, con el que, de entrada, no hace buenas migas...
Piani presenta su película como si fuera una especie de falaz historia imaginada por Jane Austen, pero lógicamente actualizada, aunque su personaje central, como ella misma reconoce, nació en el siglo equivocado: cree aún en el amor eterno, en el príncipe azul, en las historias desaforadamente románticas, un poco a la manera en la que también entendía las relaciones sentimentales la escritora británica. Así, esta Agathe protagonista del film será, en buena medida, un compendio de las heroínas janeaustenianas, tiene cosas de Elinor y Marianne, de Sentido y sensibilidad, pero también de Elizabeth, de Orgullo y prejuicio, o de la Emma de la novela homónima, y por supuesto de la Anne de Persuasión, entre otros personajes centrales de la obra de Austen.
Gusta el tono, agradablemente romántico, incluso con un toque antiguo, aunque los personajes sean modernos y actuales, con esas relaciones tempestuosas que (lógicamente...) preludian futuros amores tórridos (bueno, tórridos... en fin, apasionados pero sin apenas epidermis ni revolcones...), pero también amores aparentes que finalmente resultan no serlo, sino solo espejismos amorosos, en un ambiente siempre de alto nivel cultural, tanto por los escenarios en los que se desarrollan las secuencias (la librería Shakespeare & Co, la Jane Austen Residency) como por el “status” erudito de los intervinientes, como los propios personajes centrales (profesores de literatura, escritores en ciernes...), en un contexto abrumadoramente rodeado de libros, y en el que los protagonistas se manejan con soltura tocando música clásica mientras intentan aclararse con sus propios sentimientos. Gusta también la apelación a expresiones apabullantemente románticas puestas en palabras por Agathe para expresar las emociones, tanto literarias (“pido al arte, en general, esa chispa poética que no está en la vida”) como amorosas (“el amor es esa química especial que se siente o no se siente”).
Pero no gusta tanto la actitud corporalmente torpe con la que se presenta a la protagonista, que resulta bastante impostado y falso, sin que esa cualidad de patosa le aporte gran cosa a la trama, más allá de algún momento gracioso (como la escena de la prota involuntariamente “a poil” ante el que todavía no sabe que será su amado).También es evidente que a Piani le hacen falta tablas en esto de la realización cinematográfica, un tanto desaliñada y bastante poco estilosa.
Pero el conjunto es agradable, por supuesto una “feel good” de libro, una peli para sentirse bien, muy en la línea de la narrativa y la temática de Austen, adecuadamente actualizada, y que propone una cierta revisión de los códigos románticos clásicos, vistos con el descreído prejuicio (sin orgullo...) del siglo XXI, apartándose premeditadamente del cine del “aquí te pillo, aquí te mato” tan típico del cine amoroso hodierno. No es una peli redonda pero sí prometedora, una amable aportación al microcosmos creado por Jane Austen; o, quizá, re-creado, porque la escritora puso negro sobre blanco historias que, aunque ficticias, podrían haber sucedido porque sus personajes, sus vivencias, sus contextos históricos y sociales, podrían, eventualmente, haber producido tales relatos en la vida real.
Una fotografía sin alharacas del bisoño Pierre Mazoyer y una hermosa música, de tonos deliberadamente clásicos, de Peter Von Poehl, apoyan adecuadamente un correcto trabajo interpretativo del trío protagonista, con una Camille Rutherford de ya larguísima carrera actoral, a pesar de su juventud (35 años cuando se escriben estas líneas), y que ha estado en varios relevantes títulos recientes, como Anatomía de una caída o Los tres mosqueteros: Milady. Los galanes, Charlie Anson y Pablo Pauly, también correctos, viéndose pronto quién va a ser el Darcy de la peli y quién el pagafantas...
(19-05-2025)
98'