La mezcla de talentos no produce necesariamente esas sinergias de las que ahora tanto hablan los ejecutivos agresivos: dos y dos son normalmente cuatro, los empresarios quisieran que fueran cinco, y en arte pueden ser tres, o incluso cero.
Viene todo esta a cuento de La casa de Bernarda Alba, donde se dieron cita uno de los textos teatrales emblemáticos de Lorca (por aquel entonces versionado en los escenarios a todas horas: este paÃs y sus fobias y filias...), un cineasta reconocido como Mario Camus, un guionista galardonado con el Premio Planeta (concretamente por la novela histórica Volavérunt), Antonio Larreta, y un escogido elenco artÃstico, con veteranas eximias como la mayor de los Gutiérrez Caba y excelsas jóvenes como Ana Belén.
Pues toda esa conjunción de astros, más un formidable equipo técnico, en suma una imponente cordillera de artistas, sólo parió este ratoncillo que es la pelÃcula, muy cuidada pero muy vacÃa, que no llega nunca al espectador, probablemente porque Camus no era el director adecuado para esta historia de represión, una parábola sobre España, como gustaba hacer al poeta de Fuente Vaqueros. Lástima de tanto empeño para tan poco resultado.
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