El guión escrito por Leonardo Martín, Miguel Rubio, Giovani Simonelli y Claudio Guerin se tituló inicialmente “Perversión”, posteriormente “Un solo gran amor” y al estrenarse como película La casa de las palomas. Tales cambios son significativos y expresan las transformaciones operadas tanto por la censura estatal como por los intereses de la productora al pretender beneficiarse ésta de la catalogación "interés especial"; de otra parte, los exhibidores transformaron el formato de pantalla normal, con el que se había filmado, en panorámico de 70 mm con objeto de elevar el precio de la localidad.
Como en el mejor drama romántico, "el amor" es el tema básico. Fernando, el "play-boy", y Sandra, “la colegiala”, componen el dúo sentimental; su plenitud se consigue mediante los prototipos "ángel de luz" y "don Juan"; éste se redime por aquél y así pone fin a una vida sensual en la que el "te quiero" siempre fue un concepto vacío.
Otras variantes sentimentales están encarnadas por Virginia y Fernando, representantes del amor pasional, caprichoso, interesado y egoísta; por Alejandra y Enrique, en quienes predomina la comprensión y la afectividad sobre otros factores; por Fernando y Alejandra, cuyo amor es la puesta al día y la recuperación de otro, perdido anteriormente. El cumplimiento de tales estados origina sucesivos cambios en las relaciones interpersonales, de manera que los diferentes triángulos amorosos se van modificando a medida que la historia progresa.
Ese tema fundamental está complementado por otros dos: religión y muerte. Los factores religiosos aparecen como un sutil condicionante de la formación escolar y de la educación recibida por Sandra, aunque el amor, primero, y la pasión, después, acaben saltándose los impedimentos morales derivados de tal educación. Valga un ejemplo: cuando la muchacha acude a la iglesia y la recorre en solitario, el plano más enfático acaba siendo un elemento del decorado barroco que tiene más de esperpento y caricatura que de pacífico mensaje.
El asunto relativo a la muerte se resuelve mediante una conversación entre Alejandra y Fernando, en la primera parte, en los prolegómenos de su idilio; el nacimiento del amor, del nuevo amor, tiene a la muerte en el recuerdo; para ella, el fallecimiento de su marido, una desgracia; para él, el de su padre, "un golpe de suerte”.
Fernando actúa como elemento perturbador de las relaciones familiares entre madre (Alejandra) e hija (Sandra); tanto su figura como su actuación responden, como ya hemos dicho, a la caracterización del arquetipo "play-boy". Por su parte, el “modelo colegiala" está definido desde el entorno, primero, y en sí mismo, después. El "uniforme" es representativo de la docilidad y sumisión a unas estructuras sociales, religiosas, que serán transgredidas en su relación con el varón.
Los otros personajes cumplen las funciones dramáticas que la historia les asigna: Alejandra, viuda, rica, madre, capaz de ofrecer su sexo y su honor por preservar a su hija; Enrique, el médico, representante de la norma social según la entiende la burguesía provinciana (su profesión es una mera referencia conversacional; jamás le vemos actuando como tal); Marilú, la sutil "celestina".
La presencia de objetos sirve tanto para la expresión del universo dramático como para la caracterización de personajes y la simbología de situaciones; así, el coche deportivo "define" a Fernando y el uniforme a Sandra; los trastos del desván dejan de ser "decorado" para actualizarse en "recuerdos” de la relación entre Alejandra y Fernando. Puertas, rejas, cancelas, se utilizan abundantemente, más allá de su función decorativa, como delimitadores de "espacios" o "tiempos" en relación con los individuos y sus actuaciones.
Las palomas están presentes desde el propio título. La simbología popular (de larga tradición religiosa y civil) las identifica, además de con la paz y la inocencia, con la pureza de sentimientos y con el amor profano. En la historia pasan a funcionar como elementos dramáticos y constituyen el elemento más significativo referido al burdel.
Parece obligado señalar la diferencia estilística que puede establecerse entre el conjunto del film y unas específicas secuencias donde el realizador ha enfatizado su estilo; así, la del "sueño" de Sandra se ha convertido en la sustituta de la que el guión situaba en la catedral de Córdoba con el progresivo desnudo de la joven; la censura se encargó de prohibirla.
La casa de las palomas supone un intento de personalizar, mediante la realización y la puesta en escena, la trivialidad de un guión cuyos materiales básicos parecen sacados de cualquier “romántica” fotonovela y han sido sazonados con recursos propios de folletín.
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