La vida de la primera transexual nórdica, Lili Elbe, del pintor paisajista de principio del siglo XX, Einar Wegener que murió tras su cambio de sexo en 1930, es lo que se cuenta en esta controvertida película de prestigio con varias nominaciones a los Globos de Oro, al Oscar y a los Bafta, que parece hecha para ser premiada. Se casó con la ilustradora Gerda Gottlieb, que un día le pidió posara vestido de mujer y poco a poco se convirtió en Lili, llegando incluso a recibir ofertas matrimoniales. La esposa acabó aceptando la transformación de su marido y en 1930 se cambió de sexo tras varias operaciones sin mucho éxito, lo cual fue un escándalo, y el rey Cristian X anuló el matrimonio.
Drama basado en la verdadera historia de esa pareja de pintores daneses, Einar y Gerda, que tuvo lugar en Copenhague en 1926. La vida de este matrimonio muy unido dio un giro al tener que hacer frente a esa experiencia de transformación. Einar, que no era homosexual, comenzó a descubrir que se sentía una mujer atrapada en un cuerpo de hombre.
Cuando los retratos que pintaba Gerda haciendo Lili de modelo fueron un éxito, ella animó a su marido a adoptar la apariencia femenina. El matrimonio y la obra de Lili y Gerda evolucionaron a medida que ambas se adentran en el recorrido de Lili como la primera transexual. Lo que comenzó como un juego llevó a Einar a un cambio que puso en riesgo el amor de Gerda.
El guion está basado en la novela de igual título escrita por David Ebershoff, publicada en el año 2000, que previamente había sido una autobiografía editada en 1933, que nos muestra el viaje emocional y artístico de esta pareja, cuya historia avanza conforme se adentran en el hecho de ser Lili la primera transexual en cambiar su sexo y el efecto que produjo en su pareja y en la sociedad de su tiempo, motivo este último por el que se trasladaron a París, donde había más libertad en ese sentido, para seguir con sus carreras.
Es un film muy inglés, con una música y una fotografía preciosista, un estupendo vestuario del español Paco Delgado, que está nominado al Oscar, y gran interpretación del londinense Eddie Redmayne, más lucida que la de la actriz de origen sueco Alicia Vikander, pero mejor y más contenida en ésta, que está inmensa.
En la realización el buen gusto del británico Tom Hooper pone en éste su quinto largometraje una gran sensibilidad, no sólo en el manejo de los actores, en los que la pareja protagonista está estupenda, sino en el cuidado de la puesta en escena, de la ambientación, de lo bien elegidos que están los encuadres y sobre todo la fotografía de Danny Cohen en la que cada plano parece un cuadro de una gran belleza paisajística. A ello contribuye también en buena manera la música de Alexandre Desplat.
La pena es que, a pesar de tener un buen arranque, a partir de la mitad la cinta pierde el ritmo y se hace algo reiterativa. Una película muy femenina que parece dirigida por una mujer.
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