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La cinematografía sudafricana es todavía bastante exigua: la IMDb censa, hasta 2017, algo menos de cuatro mil títulos, incluyendo films de cine, series de televisión, TV-movies, miniseries, cortometrajes, etc. Por cierto que, de esa cifra, poco más de mil títulos se hicieron hasta la caída del oprobioso régimen del apartheid, en 1992, y el resto, casi tres mil, lo han sido desde que en el país existe una democracia plena, lo que confirma que la libertad le sienta estupendamente al arte y la cultura. El caso es que, con una cinematografía todavía exigua, la República Sudafricana se apoya mucho en los mucho más potentes cines europeos (como es el caso), y otras veces en el norteamericano. De entre las filas de sus cineastas han salido algunos que han gozado de popularidad o prestigio internacionales; entre los primeros citaremos al histórico y ya difunto Jamie Uys, y entre los segundos a los más contemporáneos Jonathan Liebesman y Neill Blomkamp.

John Trengove forma parte de la misma generación de estos dos últimos, un cineasta fogueado en una ya larga carrera en la televisión surafricana, habiéndose formado en cine en Nueva York. La herida (The wound) es su primer largometraje para el cine, aunque no lo parece: está claro que su paso por televisión le ha fogueado y dado unas tablas que le confieren la veteranía del experto. Pero, con independencia de su profesionalidad, de la que no cabe duda ante la irreprochable puesta en escena, sin alharacas pero firme y segura, lo interesante en el film es su mensaje. Se ha dicho de La herida que era el Moonlight sudafricano, y en parte no le falta razón: como en la espléndida película norteamericana, la cinta de Trengove habla de la no asunción de la homosexualidad en un entorno machista en el que cualquier variación sobre la omnipresente heterosexualidad es tabú, cuando no anatema. Pero no hay muchas más coincidencias, pues después las diferencias son evidentes, tanto en la historia como en su resolución.

República Sudafricana, hoy. En la reserva natural conocida como la Cuna de la Humanidad (por haberse encontrado allí restos del australopitecus, uno de los antecesores fundamentales de nuestra especie), situada a 50 kilómetros de la populosa Johannesburgo, se desarrolla periódicamente una ceremonia de “iniciación a la hombría” dentro de la etnia Xhosa: varios tutores tendrán a su cargo a otros tantos iniciados, jóvenes adolescentes a los que se les practica una circuncisión en vivo, sin anestesia, y con métodos terapéuticos que se vienen utilizando desde hace siglos. Entre ellos está un chico de la ciudad, Joburgo (como llaman coloquialmente a Johannesburgo), un hijo de ricos al que su padre quiere que “hagan un hombre”, sospechando que el muchacho tiene inclinaciones homosexuales. Su tutor, de nombre Xolani, o simplemente X, sin embargo, es un hombre gay celosamente oculto en el armario, que siente una pasión absoluta por otro de los tutores, de nombre Vija, amigo de infancia con el que mantiene una intermitente relación sexual cuando se ven en estos ritos de iniciación. El joven novicio se da cuenta de los signos, mudos pero evidentes, que emite la pareja (en la que el amado, casado y con hijos, es un miembro a ratos renuente), y entonces la situación se volverá explosiva….

Tiene La herida la frescura del cine hecho con actores no profesionales, pero que se comportan con una solidez como si lo fueran. Los tres protagonistas tienen una sinceridad en la mirada que, ciertamente, le hacen buena parte del trabajo al director y coguionista. Es una película que habla del amor oscuro, como lo llamaba Lorca, amor al fin y al cabo, la tórrida atracción del hombre que no quiere contar al mundo la verdad, y que hará cualquier cosa, por terrible que sea, para que su amado no resulte perjudicado.

Film sobrio, austero, sin subrayados, su lacerante tema es la represión en un contexto abrumadoramente macho; La herida habla también de ritos iniciáticos que, ciertamente, ante los descreídos ojos de los urbanitas del siglo XXI, resultan poco menos que bárbaros, aunque se entiende su existencia allí donde, si no nació la Humanidad (como un tanto pomposamente se reclama el lugar), sí es cierto que se encontraron los primeros restos de lo que fuimos cuando empezábamos a dejar de ser monos pero aún no éramos personas.

Queda comentada la pasmosa naturalidad de los protagonistas; en especial es llamativa la presencia del personaje central, X, de nombre Nakhane Touré, capaz de transmitir emociones solo con los ojos, como los mejores actores europeos o americanos, pero sobre todo la del personaje del iniciado, llamado en el film Kwanda, y de nombre Niza Jay, cuya penetrante mirada es ciertamente hipnótica.


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88'

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La herida (The wound) - by , Dec 17, 2017
3 / 5 stars
Amor oscuro en la Cuna de la Humanidad