La patrulla (1978)

En el año 1964, en los primeros años de la implicación de Estados Unidos en la guerra de Vietnam, el comandante de un puesto de vigilancia recibe la orden de enviar una patrulla hacia cierto poblado supuestamente deshabitado, en una misión en principio carente de peligro. Pero el Vietcong (el autodenominado Frente de Liberación Nacional de Vietnam, guerrilla comunista que finalmente conseguiría derrotar a los survietnamitas apoyados por los norteamericanos) se vuelca sobre la zona y convierte al pequeño poblado en la primera línea de combate...

A finales de los años setenta el tema de Vietnam se puso de moda en el cine de Estados Unidos. Tras la vergonzosa derrota de la nación de las barras y estrellas en el país del Extremo Oriente, acontecida a primeros de esa década, el cine de Hollywood empezó a analizar la guerra a través de films que obtuvieron en su momento un gran éxito de crítica y público, como fue el caso de las estupendas El regreso (1978), de Hal Ashby, y El cazador (1978), de Michael Cimino, cuya idea central, en ambos caso, aunque desarrolladas de muy distinta manera, eran las terribles consecuencias psicológicas que la contienda del Suroeste asiático había dejado en los combatientes americanos.

Sin embargo, La patrulla, el film que comentamos, no debe entenderse como una película nacida al amparo del éxito de las mencionadas cintas, por cuanto su fecha de producción es anterior a éstas. De todas formas, y aunque se trata con bastante insistencia sobre la inutilidad de la guerra, no se hace demasiado hincapié en las consecuencias posteriores, por lo que no podemos encuadrarlas en este subgénero que podríamos denominar "post-Vietnam", en el que se incluirían los mentados films.

La patrulla es evidentemente un producto de encargo, que Ted Post, hábil artesano, supo resolver con su habitual eficacia. No en vano Post, integrante de la conocida como “generación de la televisión” (junto a Lumet, Ritt, Mulligan, Frankenheimer, Schaffner...) había realizado ya anteriormente algunos interesantes trabajos. Post dispuso de un buen guión, debido a Wendell Mayes (autor de los libretos cinematográficos de films tan interesantes como Anatomía de un asesinato y Tempestad sobre Washington), que adaptó a la gran pantalla la novela Incident at Muc wa, original de Daniel Ford.

Durante los primeros minutos de la cinta, Ted Post nos va presentando a cada uno de los componentes de la patrulla, desde el militarista a ultranza, un tipo inexperto y orgulloso, hasta el avezado sargento curtido en varias guerras. Pero el mejor trabajo descriptivo lo realiza con el mayor, encarnado convincentemente por el siempre estupendo Burt Lancaster: militar de criterio abierto, el mayor antepondrá la vida de sus hombres a la suya propia. No es su guerra, como repite más de una vez, pero no tiene más solución que seguir adelante. En este sentido recuerda de alguna forma ese film coetáneo y amargamente sensible que es La cruz de hierro (1977), de Sam Peckinpah.

En  cuanto a otros apartados, la ambientación está muy conseguida, a pesar de que los exteriores se rodaron en localizaciones de California; los efectos especiales y bélicos tienen visos de verosimilitud, y la fotografía y música no desentonan del conjunto. La interpretación de los jóvenes actores (Craig Wasson, Marc Singer...) que acompañan a Lancaster es satisfactoria. Resumiendo, podríamos decir que La patrulla es un film de serie B, rodado con pocos medios pero muy bien aprovechados, por un cineasta, Ted Post, que nunca fue un exquisito pero sí un sólido y seguro profesional.

(08-02-2022)