El cine americano sigue falto de ideas y en esta ocasión ha acogido con los brazos abiertos el guion de Brian Tucker, un joven guionista de 25 años, que debuta con este thriller político para la gran pantalla.
En un tiroteo el policía Billy Taggart mata a un presunto delincuente en un barrio de la ciudad de Nueva York, y es acusado de hacerlo por venganza, sin embargo resulta absuelto en el juicio, pero es obligado a abandonar el cuerpo policial. Siete años después, convertido en detective privado, lo llama el alcalde para que investigue la posible infidelidad de su esposa, pero al ser asesinado el supuesto amante, el asunto se complica y más cuando está a punto de concluir la campaña política de su reelección a la alcaldía.
El film comienza con ese suceso antes descrito y termina con el mismo hecho pero visto desde otro ángulo, y es ahí donde reside parte de la clave de la intriga de este relato en el que se mezcla el tema político de la campaña electoral con la trama policiaca, con los intereses creados en los grandes negocios, la corrupción, las recalificaciones de terrenos, las promesas incumplidas, temas todos ellos de una gran actualidad ya que están a diario en la prensa.
En el argumento se trata también de la vida privada de los dos principales protagonistas, el alcalde, con las infidelidades de su esposa, y el policía con su novia aspirante a actriz que acaba de interpretar su primera película, y Katy, su secretaria, que aportan la parte dramática de la intrincada historia de culpabilidades y redención que nunca se sabe en qué acabará todo.
Thriller de cine negro sobre la corrupción política y la ambición de poder, la traición, la justicia y la venganza, es el debut del joven guionista Brian Tucker, que se sigue con interés.
Allen Hughes, director de Desde el infierno (1995) y El libro de Eli (2010), entre otras, en esta ocasión sin el concurso de su hermano Albert, es el encargado de llevar esta nave a buen puerto, y lo hace de manera elegante, con pulso firme, con una esmerada fotografía de Ben Seresin, tan oscura como los sentimientos de los personajes, manejando bien los tiempos, y consiguiendo un resultado muy aceptable.
Ello es motivado entre otras cosas por el notable elenco del que dispone, con actores que suelen estar siempre bien, caso de Mark Wahlberg y Russell Crowe, perfectamente encajados en sus respectivos papeles, con el añadido de la guapa Catherine Zeta-Jones como la presunta mujer infiel del alcalde, que es el motivo de esta investigación que da un sorprendente giro al término de la misma. Ciertamente no ofrece muchas novedades, no es muy original, pero entretiene con corrección.
109'