Pelicula:

Esta película está disponible en el catálogo de Movistar+ (Cine).


El drama de Afganistán, que más que drama es tragedia, dura ya demasiado: desde su constitución como estado independiente ha sufrido una monarquía absolutista, una dictadura autóctona, una invasión soviética (en cualquier caso, la mejor de sus épocas: ¡quién lo diría!), una nefasta autoridad talibán que arrasó con las libertades y con la cultura, una horrible guerra con la invasión yanqui tras los atentados del 11-S y ahora, según parece, hay conversaciones con los talibanes que, desde luego, no auguran nada bueno para los sufridos ciudadanos afganos.

Sobre este desolado país, y en concreto sobre la aciaga (aún más que las demás) etapa en la que los talibanes dominaron Afganistán, Yasmina Khadra (seudónimo del escritor argelino Mohammed Moulessehou: notable audacia que un hombre en país islámico adopte un seudónimo femenino...) publicó en 2002, a través de Julliard, Les hirondelles de Kaboul, una lacerante novela ambientada en esa época, hacia 1998, en la capital del país. En ese contexto, conoceremos a dos parejas: Mohsen y Zunaira son jóvenes, universitarios, contrarios al oprobioso régimen pero cautamente callados por obvias razones de supervivencia; ella no quiere ponerse el chador para salir a la calle, por lo que prácticamente vive enclaustrada en casa; la otra pareja es la de Atiq, veterano lesionado en la guerra contra los rusos, y su mujer Mussarat, enferma terminal de cáncer. Una pelea entre Mohsen y Zunaira por las absurdas y humillantes cortapisas de los talibanes termina con la muerte accidental del hombre...

Aciertan las autoras de Las golondrinas de Kabul con esta historia a dos bandas, con dos parejas cuyos destinos estarán condenados a cruzarse, a vincularse, bajo los abyectos auspicios de un régimen oprobioso que relega a la mujer a un papel subhumano, pero en el que tampoco los hombres que pretendan una vida normal lo tendrán nada fácil.

Hermosa, dolidamente poética, la película cambia el final de la novela, para hacerlo más desprendido, más desinteresado, y en ello nos parece que gana con respecto al texto original, que resulta más individualista, más egoísta en su resolución. Al frente del film están dos mujeres: Zabou Breitman pone la parte dramática: es, además de veteranísima actriz (empezó a interpretar en 1964, con cinco años...), directora ya de una apreciable carrera, siendo este su quinto largometraje, además de un buen puñado de cortos; y Eléa Gobbé-Mévellec, experta animadora, pone el “know how”, como dicen ahora los cursis, el saber hacer, la admirable técnica de animación con la que está hecha la película, con un dibujo básicamente realizado a partir de acuarelas, que confieren a la cinta una extraña belleza de tonos terrosos, ocres, una belleza amarga, donde casi no hay color más allá de los azules de los execrables burkas de las mujeres, y los blancos y negros de las adustas vestimentas de los hombres.

Film doloroso por lo que expone y por el momento histórico que refleja (momento que, me temo, volverá no tardando mucho, por lo que se intuye...), Las golondrinas de Kabul es una obra de una poesía callada y sencilla, sin impostaciones, donde los pájaros del título funcionan como metáfora de la libertad ansiada por los seres humanos que se pudren bajo uno de los más repugnantes regímenes (y mira que los hay realmente reprobables...) que hayan asolado la faz de la Tierra. Un comienzo un tanto titubeante no empece la sensación de que estamos ante una película necesaria, importante, ante una obra que golpea en las conciencias que aún no tengan claro que la represión no es el camino, que la postergación de la mujer al hombre es una abominación, que quienes abogan por esas atrocidades no merecen ser llamados seres humanos.

(26-02-2020)


Género

Nacionalidad

Duración

81'

Año de producción

Trailer

Las golondrinas de Kabul - by , Oct 31, 2020
3 / 5 stars
Metáfora de la libertad