Siguen llegando producciones religiosas que tienen su público, aunque pueda creerse lo contrario, y no es que vayamos a decir que llenan las salas, pero deben ser rentables, ya que por lo general son películas con bajo presupuesto.
El guionista de esta historia, Javier Lorenzo, nos lleva de la mano de su director Santos Blanco a visitar una docena de conventos y monasterios de frailes y monjas, de distintas edades y condiciones sociales, de diversos lugares de nuestro país, a los que no es siempre fácil poder entrar, en los cuales algunos religiosos se prestan a contarnos sus experiencias de cómo sintieron la vocación de servir a Dios, de encontrar la paz de su espíritu en la soledad de una celda, alejándose del mundanal ruido, incluso de su familia, dejando atrás a seis hijas y muchos nietos cuando cree que su misión en ese aspecto ha concluido y ahora necesita encontrar este otro camino. Es el caso de un intelectual que hace arte y ha recorrido el mundo con su pintura, desde Nueva York hasta París, obteniendo fama, dinero y renuncia a todo.,También hay otras declaraciones de religiosas y de monjes que no escapan del mundo, sino que encuentran otro camino hacia Dios.
Este documental se podría dividir en dos partes, una primera en la que se limita a ofrecer las declaraciones de las personas que lo protagonizan, con una puesta en escena algo monótona en cuanto a las posiciones de la cámara que siempre se repiten, mientras que en la segunda, la cámara sale al exterior, nos ofrece otras perspectivas de las fachadas, de los interiores de los monasterios o de la naturaleza, con otra movilidad, que ilustran las charlas, que no por ello se ha olvidado de esa parte tan esencial.
El film ofrece interés por lo que cuenta, por lo que nos dice, por la verdad que surge de las palabras, mientras que cinematográficamente adolece de escasa creatividad en lo referente a la realización de la puesta en imagen. Son personas libres, como dice el título, a pesar de su encierro, de olvidarse de la vida que hay en el exterior para encontrar otra existencia en el interior de sus almas.
Se puede plantear a quién va dirigida esta cinta y diríamos que tanto a espectadores creyentes como aquellos que no lo son, porque tal vez encuentren en sus imágenes la respuesta a sus dudas, a la falta de fe, o quizás le inviten a hacer una reflexión sobre la elección de esa otra forma de vida.
Este largometraje supone el debut en la dirección de su director el cineasta Santos Blanco, que proviene del mundo de la publicidad, que tiene un carácter universal cuya idea la extrajo de las vivencias tenidas durante una campaña publicitaria en doce monasterios españoles de distintas órdenes religiosas, y de las lecturas que hizo posteriormente sobre el tema, que en ningún momento pretende hacer campaña.
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