Flaco favor ha hecho el director Regis Wargnier (que alcanzó notoriedad con su melodrama romántico Indochina) tanto a las mujeres de su país (el título original es Una mujer francesa) como a sí mismo, si es cierto que el relato que nos cuenta en esta ya algo rancia producción es autobiográfico, siendo la mujer francesa del título su propia madre. Porque, efectivamente, a la vista de lo que se nos narra en la película, su señora madre era un auténtico putón verbenero, una mujer que en cuanto le metían las manitas por debajo y le ponían ojos de cordero degollado se olvidaba de su marido, de los niños y del universo mundo. Vano trabajo el que se ha dado Wargnier, aparte de dar a conocer sus orígenes más bien oscuros (a la vista del trasiego camero de su santa madre...), porque el filme, aparte de costeado y cuidado (con los presupuestos que se manejan eso se da por supuesto, como el valor en los soldados), es soporífero, plúmbeo, y lo que es peor tratándose de una historia verídica, no resulta creíble. Queda el esforzado trabajo de Emmanuelle Béart y Daniel Auteuil, pero no basta.
Los amores de una mujer francesa -
by Enrique Colmena,
Jul 04, 2001
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Putón verbenero
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