Pelicula:

Tengo la impresión, no sé si fundada, de que Tom Hooper le tenía tanto respeto a esta adaptación del célebre musical que no ha sabido, o no ha podido, o incluso no ha querido hacer una versión puramente cinematográfica, sino que se ha limitado a llevar al cine la obra musical de Schönberg, Boublil, Natel y Kretzmer, utilizando recursos fílmicos, es cierto, pero de una forma muy limitada, como si quisiera simplemente darle un barniz cinematográfico, pero huyendo de una auténtica adaptación al Séptimo Arte.


Porque todo remite al musical; por supuesto en la trama argumental y las canciones, lo cual se daba por descontado; pero ya no en lo que es la escenografía, que apuesta antes por el aspecto del musical teatral que por presentar un espacio puramente fílmico. Y así la película toma un aspecto como de representación que le hace un flaco favor.


Hay un conflicto de lenguajes en esta adaptación: por un lado está el opulento musical que ha triunfado en el West End, en Broadway y en cuantos escenarios se ha presentado; por otro está la película, que no consigue nunca llevar a su terreno la obra teatral. En ese choque de lenguajes es donde se pierde la baza de hacer una gran película, aunque, qué duda cabe, es cierto que se consigue un gran espectáculo… tal que si estuviéramos dentro del teatro asistiendo a una de las funciones del musical. Eso podría considerarse una virtud, pero para los que amamos el cine debe entenderse más bien como un pecado; ya lo dijo el clásico: cine es cine.


Por supuesto, sabemos que el teatro, incluso el más hiperrealista, el filmado como tal asumiendo esa quintaesencia de las tablas (véase, por ejemplo, el díptico Dogville / Manderlay, de ese tipo que a veces parece genial y otras chalado, Lars Von Trier), puede ser otro de los recursos estilísticos del cine. Pero aquí no existe esa asunción, sino que sencillamente se ha intentado transcribir, lo más pulcramente posible, pero sin sombra de creatividad cinematográfica, lo que ya era un éxito seguro en los escenarios de todo el mundo.


Lástima, porque Tom Hooper, en su anterior y oscarizada El discurso del rey, había despertado expectativas, presentándose como un cineasta sensible y con cosas que decir; aquí ha actuado como el honesto profesional que sin duda es, llevando a cabo aseadamente el encargo que le ha caído en suerte (su cuenta corriente sin duda se lo agradecerá), pero perdiendo la ocasión de, quizá traicionando el original teatral, hacer una verdadera película. Otra vez será.


Entre el nutrido elenco, lleno de figuras de primera línea, me quedo con el enfrentamiento entre los dos antagonistas del filme, Hugh Jackman y Russell Crowe, razonablemente creíbles en dos inmortales arquetipos humanos creados por Víctor Hugo: Jean Valjean, la honestidad compasiva, y el teniente Javert, el deber por encima de todo, incluso de la propia vida. Es cierto que cantando no son precisamente Plácido Domingo (en especial Crowe, que canta como un grillo), pero tampoco se lo pedía nadie. Entre los secundarios me quedo con una Anne Hathaway que da auténtica lástima en el penoso personaje, Fantine, que le toca en suerte, una mujer a la que el destino tiene marcada con las peores de las desgracias. En el polo opuesto, Sacha Baron Cohen representa muy bien al pícaro Thénardier, uno de esos personajes odiosos que él tan bien sabe componer (a ver si es que se autointerpreta…).



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157'

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Los miserables - by , Dec 23, 2016
2 / 5 stars
Conflicto de lenguajes