He aquí un sobrepasado “spaghetti-western”, perpetrado por las cinematografías española e italiana, unidas para un resultado final ciertamente pobre para tanto esfuerzo de producción. Rodada en el desierto de Almería, en los platós al aire libre que en la provincia andaluza se crearon en los años sesenta, “Manos torpes” tiene un hermoso título pero un guión y una realización más bien espantosa. Con todo, no es de los peores “spaghetti” que se han hecho en nuestra tierra: los hay peores…
Dirige Rafael Romero Marchent, también actor en otras películas, y para que todo quede en casa, el autor del guión es su hermano Joaquín-Luis, también realizador, en connivencia con el autor teatral Santiago Moncada, que por aquel entonces se dedicaba con fruición a escribir cine. Cuenta “Manos torpes” la historia de un chico marcado por el asesinato de su padre ante sus ojos, cuando era niño. A lo largo de su vida, la obsesión por vengarse llegará a constituirse en su único referente vital. Aunque la película no tiene prácticamente entidad cinematográfica que la haga salvable, cuenta con un entonado reparto que la hace al menos visible.
Destaca como protagonista el malogrado Peter Lee Lawrence, un actor alemán que se hizo todas la películas del Oeste que pudo en Almería, hasta fallecer prematuramente con sólo 29 años. Es cierto que era un actor de pocos recursos, pero de una rara presencia cinematográfica: cuando estaba en pantalla la llenaba completamente. Con él, la siempre exuberante Pilar Velázquez, una actriz que componía como nadie los papeles de hembra sedienta de sexo, y Alberto de Mendoza, un estimable actor argentino que hizo buena parte de su carrera en España.
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