Al seguir teniendo falta de ideas nuevas el cine de Hollywood echa mano de alguna saga que tuviera éxito años atrás, y esta vez le ha tocado a Matrix, que comenzó en 1999, a la que, dado su rendimiento en taquilla, le siguieron dos títulos más, Matrix Reloaded (2002) y Matrix Revolutions (2002), con lo que se daba por concluida la trilogía. Ahora regresa con la cuarta entrega, Matrix Resurrections (2021), a más de veinte años de iniciarse la serie, en la que se vuelve a resucitar a sus protagonistas dados por muertos.
La productora Warner se negaba a seguir con la saga, pero Lana Wachowski empezó un día a escribir la nueva historia y aquí está ya en las carteleras españolas. Aunque continúan los actores principales, sin embargo ha habido cambio en otros con la incorporación de nuevos nombres, mientras algunos han sido sustituidos por cuestión de agenda, caso de Laurence Fishburne.
El protagonista, Thomas A. Anderson, más conocido como Neo, trabaja ahora como creador de videojuegos y tiene consulta con un psicólogo analista que le receta pastillas azules para que siga en la ignorancia. Todo da un cambio cuando un día, en un bar de San Francisco donde Neo toma el café de la mañana con un amigo, entra Tiffany, una mujer casada y con dos hijos, apasionada por las motos, que se parece a Trinity, y el pasado vuelve a su mente.
Ese es el comienzo de esta nueva historia y a partir de ahí el jefe de la productora de los videojuegos llama a Neo y le ordena seguir creando nuevas aventuras de los personajes de Matrix. En ese momento esta cuarta película entra en un bucle en el que Neo es atacado por los personajes creados para su propio juego, y al mismo tiempo está en una especie de tratamiento en el que repercute en su físico lo que está pasando en su cabeza, mientras en la realidad busca a esa persona que se parece a Trinity, en la que se fijó para crearla. Aquí han desaparecido las ideologías religiosas y las metáforas.
Ciertamente nos gustan los films de ciencia ficción cuando están bien hechos y tienen una historia inteligible, aunque irreal y fantasiosa, que esté contada correctamente, pero en esta ocasión el argumento es un completo lío que no hay quien entienda en qué momento está, si en la realidad, si en el videojuego y si es posible que los personajes del mismo puedan atacar a su creador.
Como idea puede ser original y hasta genial, pero eso hay que contarlo en una pantalla de manera más clara que lo ha hecho esta vez Lana Wachowsky, y como viene siendo habitual, le sobra metraje por todos lados.
Por lo demás tiene una buena fotografía, música, estupendos efectos especiales e interpretación en general, pero todo ello no salva a un guion confuso y una realización de Lana Wachowski, esta vez en solitario, resultando una producción enrevesada, desigual e inexplicable.
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