Una vez más una producción francesa aborda lo ocurrido en sus territorios ante la invasión del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. En este caso es un drama histórico basado en hechos reales sucedidos en el año 1940, cuando los alemanes invadieron Francia y el gobierno les recomendó a los vecinos de los pueblos del Norte que se marcharan al Sur.
En el grupo de uno de esos pueblos de la región de Pas-de-Calais con su alcalde al frente deciden seguir las recomendaciones de la Prefectura. En el pueblo hay un alemán huido de los nazis, con su hijo de ocho años, pero es detenido y encarcelado en la ciudad de Arras por hacerse pasar por belga. Cuando le dejan en libertad ante un ataque aéreo, se marcha con un oficial escocés, en busca de su hijo, que la maestra del pueblo recogió ante su ausencia y se fue con el resto de los vecinos.
Es un relato apasionante de una etapa muy dura, donde los alemanes ametrallaban sin piedad desde los aviones a las caravanas de civiles indefensos, pero también del miedo de los jóvenes soldados alemanes al enfrentarse al enemigo ante la posibilidad de afrontar la muerte. A lo largo de la trama hay un director de cine que rueda una película de propaganda sin ningún escrúpulo al mostrar cómo se acribilla a sangre fría a unos prisioneros a los que se les entregan armas para un combate simulado para el cine con balas de fogueo, en lugar de mostrar la actitud de la gente humilde e inocente en ese éxodo hacia el Sur siendo acribillados.
El film posee una banda sonora de Ennio Morricone, que fue nominada al César, de lo más inspirada que ha compuesto reciente, incluida por la que ganó el Oscar, Los odiosos ocho (2015).
Cinta humanista muy interesante en la que el espectador se identifica fácilmente con los personajes y sufre con ellos los horrores de la guerra en la que el que padece siempre sus consecuencias es el pueblo.
Es la cuarta película de Christian Carion, que debutó con La chica de París (2001), a la que siguieron entre otras El caso Farewell (2009), que está bien contada, sin demagogia, con una producción notable, director que ya trató el tema de la Primera Guerra Mundial en Feliz Navidad (2005).
El guion está inspirado en su madre, que formó parte del éxodo, a quien dedica el film, en el que hace un homenaje a las personas que vivieron esos tiempos difíciles en los que supieron compartir con sus vecinos antes sus necesidades mostrando algunas escenas llenas de ternura y humanidad.
Posee un plantel de buenos actores con unos estupendos trabajos que dan autenticidad a los personajes. Una historia que lamentablemente se repite en la actualidad con un millón de refugiados iraquíes, afganos, somalíes, libios, sirios, que llegan a los países europeos huyendo de la guerra.
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