Vaya por delante que nunca he sentido ningún tipo de fascinación por las drogas psicodélicas que tan de moda se pusieron durante la década de los sesenta, cuando parecía que todo era posible con un buen "tripi" de LSD; no comparto, entonces, esa extraña bobaliconería de ciertos intelectuales que creen que queda bien ponerse moños sobre la cantidad de "viajes" que han hecho a lomos del ácido y otros alucinógenos. Si lo que "mola" y queda como muy moderno es hacer ver que uno se pone "hasta las cejas", yo proclamo que a mí "me pone" mucho más una buena película o un buen libro que todos los estupefacientes del mundo, aunque decirlo no esté bien visto en según qué círculos de "iniciados". Lo aclaro antes que nada porque, así las cosas, la visión de Miedo y asco en Las Vegas, para todo el que, como yo, no tenga precisamente una impresión positiva de las drogas, no tiene mucho interés que digamos.
Amparada en la cobertura "erudita" de la novela de Hunter S. Thompson, y con ínfulas de ser una crónica del desencanto de las generaciones que hicieron las manifestaciones anti-Vietnam, el Mayo del 68 y la revolución "beat", lo cierto es que la nueva película de Terry Gilliam no pasa de ser un catálogo de alucinaciones, con el peligro de que la primera alucinación es la propia idea de hacer un filme de estas características, en el que los dos protagonistas se llevan las casi dos horas de metraje "metiéndose" de todo en el cuerpo, desde ácidos a cannabis, desde peyote a mescalina, desde anfetas hasta adrenocromo. Todo un muestrario de potingues y un rosario de caritas y gesticulaciones de los dos pánfilos protagonistas, en una historia ella misma alucinada, que no sabemos cómo hubo una productora capaz de gastarse los cuartos en una idea suicida como ésta.
No sería justo olvidar algunos detalles curiosos, como cierta capacidad para llegar a la comicidad a través del viejo truco de las contorsiones del borracho, o la corrosividad de hacer aparecer a un grupo de fiscales antidroga como una panda de tarados, pero el conjunto es de una inanidad que no esperábamos en el notable director de Brazil o de las estimables El rey pescador y El barón de Munchaussen.
Miedo y asco en Las Vegas -
by Enrique Colmena,
Jan 01, 2000
1 /
5 stars
Viaje alucinante
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