Oro rojo

Alberto Vázquez Figueroa (Santa Cruz de Tenerife, 1936) es fundamentalmente un escritor de novelas de aventuras, generalmente en paisajes exóticos, si bien también se ha desempeñado en otros muchos oficios, como el de corresponsal de guerra, periodista y hasta inventor. Su carrera como escritor de novelas, todas ellas con vocación de best seller (consiguiendo tal circunstancia con frecuencia), abarca desde 1963 hasta nuestros días. A finales de los años setenta, en pleno auge de su literatura “pulp”, se sintió tentado por llevar él mismo sus obras al cine, quizá no demasiado contento de cómo se habían versionado novelas suyas anteriores, como la titulada Como un perro rabioso, que dio lugar a El perro (1977), dirigida por Antonio Isasi Isasmendi.

Lleva entonces el propio Vázquez Figueroa a la gran pantalla un guion original suyo que no partía de una obra literaria previa, este Oro rojo (1978), experiencia de lo que no debió quedar descontento al reincidir al año siguiente en la dirección cinematográfica en Manaos (1979), esta sí basada en su novela homónima. Con posterioridad, sin embargo, no volvió a ponerse detrás de la cámara y se dedicó a escribir novelas y a patentar inventos. Otras obras suyas han sido llevadas a la gran pantalla, en ocasiones por directores anglosajones, como Richard Fleischer, que dirigió la superproducción Ashanti (1979) sobre su novela Ébano, para lo que contó con repartazo: Caine, Sharif, Holden, Ustinov...

La acción de Oro rojo se desarrolla en el siglo XX en el continente americano. Allí, Beni, un marino español, es atacado por unos malhechores al tomar tierra en Providencia, ficticia isla latinoamericana regida desde décadas atrás por una siniestra dinastía de dictadores. Sin dinero, el marino se verá abocado a vender su sangre, el oro rojo del título, como hace la mayor parte de los habitantes del país para sobrevivir...

El resultado de este Oro rojo es el habitual en casi todos los realizadores noveles, sobre todo si, como es el caso de Vázquez Figueroa, tienen una concepción muy literaria del Séptimo Arte. Así las cosas, la película es una simple y más bien elemental puesta en imágenes de la novela, más o menos entretenida, pero que realmente no aporta nada nuevo al cine. El neófito realizador se muestra torpe en la dirección de actores, que campan por sus respetos como les parecen, y también en el montaje, que se hace premioso, lo que en una película de aventuras es lo más parecido a un pecado. Además, el argumento solo ofrece la originalidad de la denuncia del comercio de sangre, cayendo por lo demás en los tópicos usuales sobre los esperpénticos tiranuelos hispanoamericanos.

Arropada con la siempre estupenda fotografía del gran José Luis Alcaine y la no menos buena música del maestro Carmelo Bernaola, Oro rojo se beneficia también de un reparto apañado, con los españoles José Sacristán y Patricia Adriani y los mexicanos Hugo Stiglitz e Isela Vega. El conjunto del film, sin embargo, no pasa de ser una medianía sin mucho interés.

(30-09-2021)