El alicantino Miguel Albaladejo viene configurando, desde su relativamente cercano debú en la realización de largometrajes en 1998 con "La primera noche de mi vida", una curiosa filmografía de comedia, entre lo berlanguiano y lo amable, con toques agridulces, aunque menos radical que su mentado paisano Luis Berlanga; pero progresivamente parece que su cine se va tornando más oscuro y vidrioso, como ocurre con este "Rencor" que comienza como una comedia más o menos amable y termina casi en tragedia, con dos cabroncetes, hombre y mujer, resentidos por odios pasados y que disfrutarán haciéndose la vida imposible tras un azaroso reencuentro.
Son dos pingajos humanos; él, delincuente, trápala, mala persona, gangoso, cobarde y seboso; ella, alcohólica, cantante de tercera en garitos de mala muerte, drogadicta, alcoholizada y un mal bicho; esta "créme de la créme" del género humano, que simultáneamente se ama y se odia, destrozará la vida de los que tienen alrededor mientras procuran joderse a fondo. Tragicomedia que no sabe que lo es, se trata de la película más dura y amarga de Albaladejo, sólo levemente maquillada por esos compases iniciales de comedia mediterránea. No le hubiera venido mal una relectura del guión para comprobar los muchos cabos sueltos y los diálogos con frecuencia macarrónicos, pero el conjunto, sin ser para tirar cohetes, se deja ver por la dosis de verdad que destilan los dos personajes centrales, con una Lolita que clava a la cantante de vuelta de todo, en un registro de notable intensidad dramática que recuerda, para quien se le haya olvidado, los genuinos genes geniales de su ADN
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