He aquí la obra maestra de Ernst Lubitsch, que combina con ingenio e imaginación la sátira más feroz del nazismo con un asunto de infidelidades visto con ojos maliciosos.
Varsovia, 1939. En plena calle de la capital polaca, amenazada por la Alemania nazi, aparece el mismísimo Hitler. Pero no es sino un actor de la compañía de teatro propiedad de los esposos Joseph y Maria Tura, que prepara una comedia bufa sobre el dictador alemán. Cuando la invasión se produce realmente, los cómicos quedan en una situación un tanto comprometida...
El film es, desde luego, sumamente divertido, pero sobre la risa y la sonrisa que provoca se sobrepone la denuncia del régimen totalitario y una defensa judía que hoy podría resultar un tanto sionista.
Ésta fue una de las últimas películas de Lubitsch, y con toda probabilidad, junto a El bazar de las sorpresas (1940), la cumbre de su talento, por la que figurará permanentemente en la Historia del Cine. Protagoniza una radiante Carole Lombard, actriz de singulares dotes para la comedia, además de una mujer de belleza espectacular. Junto a ella aparece Jack Benny, un actor cómico de larga trayectoria en cine y televisión, casi siempre en comedias o musicales; Benny hace toda una creación de su personaje, el cómico al parecer burlado por su esposa, que tiene que ingeniárselas, además, para engañar a su vez a la temible Gestapo. Robert Stack, años más tarde mundialmente conocido como el Elliot Ness de Los intocables, en su primigenia y auténtica versión televisiva, es el oscuro objeto del deseo de Lombard.
(12-10-2011)
99'