Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS


Disponible en Apple TV, Prime Video y Google Play Movies.


Cabría imaginar cuántas estupendas películas podría habernos dado Ernst (y no “Ernest”, como con frecuencia se suele escribir...) Lubitsch si no hubiera muerto repentinamente a la temprana edad de 55 años de un ataque al corazón. Porque lo cierto es que la carrera de este cineasta judío de origen alemán está plagada de títulos estupendos; repasemos algunos de ellos, sin ánimo exhaustivo: El abanico de Lady Windermere (1925), La viuda alegre (1934), La octava mujer de Barba Azul (1938), Ninotchka (1939), Ser o no ser (1942), El pecado de Cluny Brown (1946) y, por supuesto, esta magnífica El bazar de las sorpresas (1940).

Pero ese ejercicio (imaginar lo que nos perdimos con la prematura muerte de Lubitsch) no deja de ser un tanto onanista, así que nos conformaremos con lo que nos legó, que es mucho y muy bueno. El bazar..., como decimos, además de estupenda, es de sus películas más conocidas.

No deja de ser curioso que, emigrado Lubitsch a Estados Unidos en 1922 (es decir, mucho antes de la forzosa emigración de cineasta judíos o antinazis que se desató a partir de 1933, y, por tanto, por motivos laborales, no políticos ni étnicos), donde se nacionalizó, sin embargo con frecuencia su cine (nominalmente: todo se rodaba en los estudios yanquis) se ambienta en Europa, o tiene marcados personajes europeos, de su continente de origen. Así, a vuela pluma, recordemos que El teniente seductor se ambienta en Austria, La viuda alegre y Ninotchka en París (y la segunda con varios personajes rusos), Ser o no ser en la Polonia ocupada, y esta El bazar... en la húngara Budapest. Con frecuencia ello se debía (es el caso) a que las películas eran adaptaciones de obras teatrales ambientadas en esas ciudades o países, y entonces no era costumbre que se trasladara la acción a una ciudad norteamericana. Así, esta película se basa en la obra teatral Illatszertár, más conocida, por obvias razones, por su título en francés Parfumerie, de la que era autor el comediógrafo magiar Miklós Lázsló, emigrado por su etnia judía (los nazis acechaban...) a Estados Unidos en 1938, un año después de estrenar en los escenarios de su país esta obra teatral, apareciendo acreditado en el film como Nikolaus Laszlo. De hecho, a Lubitsch le gustaban especialmente las comedias teatrales con origen húngaro, que adaptó en varias ocasiones.

La trama de El bazar... se ambienta en Budapest a principios de los años cuarenta (aunque se rodó en los estudios de la Metro en California...). Allí conocemos a Alfred Kralik, un treintañero solterón que es el mejor vendedor de los almacenes Matuschek, propiedad de Hugo Matuschek, así como a otros empleados del establecimiento, como el divertido Pirovitch (con toda la pinta de un hermano mellizo de Groucho Marx...), el petimetre Vadas y el desahogado mozalbete, Pepi, chico para todo. A la tienda llega la joven Klara Novak en demanda de empleo, y aunque Alfred la rechaza, como empleado distinguido de la empresa y mando en plaza, finalmente la chica consigue convencer al señor Matuschek, quien la contrata. Tiempo más tarde, ya asentada Klara en los almacenes, es evidente que entre ella y Alfred no hay buena sintonía; de hecho, se llevan como el perro y el gato. Sin embargo, cada uno de ellos mantiene una correspondencia de visos románticos con una persona que no conoce físicamente, y se acerca el día de un primer encuentro entre ellos...

El bazar de las sorpresas pasa por ser, y nos parece que con razón, la cumbre del cine de Lubitsch, quizá a la par que otra de sus mejores películas, no sorprendentemente rodada solo poco después, Ser o no ser (1942), que caricaturizaba a modo el nazismo y sus estupideces. Tiene El bazar... las mejores virtudes de la comedia: ligera, alada, evanescente, con diálogos chispeantes y situaciones divertidas, que mueven por supuesto a la sonrisa cómplice antes que a la risa, territorio éste para comedias más burdas, menos elegantes y finas. Tiene también El bazar..., por supuesto, esa característica tan propia del cineasta berlinés que la Historia del Cine conoce como “el toque Lubitsch”, ese toque por el que el cineasta, con frecuencia, sugiere antes que muestra, hace elegantes elipsis sin alardear de ello, ofreciendo de esta forma al espectador activo, inteligente, la posibilidad de re-crear la obra junto a él.

Con personajes magníficamente cincelados (ese Matuschek cómicamente obsesionado por la infidelidad de su esposa, aunque se equivoque en el objeto de los amores de la mujer; ese botones con más cara que espalda; ese pisaverde pelota, adúltero y rastrero), la película fluye con una grácil sencillez que, desde luego, es cualquier cosa menos fácil. Cualquier comedia actual palidece al lado de la ligereza, de la frescura, de la naturalidad de esta pequeña joya que, cuando se escriben estas líneas, tiene sobre sus espaldas más de ochenta años. A ello no fue ajena, sin duda, la participación en el guion no solo de Samson Raphaelson, habitual libretista de Lubitsch, sino también la intervención sin acreditar del siempre grande Ben Hecht, el formidable guionista de films tan (re)conocidos como Luna nueva, Recuerda o Me siento rejuvenecer.

Del impacto que tuvo El bazar... en Estados Unidos puede dar idea el hecho de que, desde entonces, se han rodado al menos dos nuevas versiones para el cine, la clásica En aquel viejo verano (1949), de Robert Z. Leonard, con Judy Garland y Van Johnson, y la más moderna Tienes un em@il (1998), de Nora Ephron, con Meg Ryan y Tom Hanks, ambas inferiores (en especial la segunda) a la original, e incluso se llevó a las tablas teatrales como musical con el título She loves me, representándose en 1963 en Broadway y en 1964 en Londres.

Con intérpretes en estado de gracia (como gustamos decir los críticos cuando actores y actrices están sublimes), como un James Stewart en su mejor década, la de los cuarenta, y una Margaret Sullavan espléndida, dulce y fuerte a la vez, El bazar de las sorpresas, en este caso nada sorprendentemente, fue elegido por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos como un film “culturalmente significativo”, y como tal, seleccionado para su conservación en el Registro Nacional del Cine.


(21-01-2023)


 


Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

99'

Año de producción

Trailer

El bazar de las sorpresas - by , Jan 26, 2023
4 / 5 stars
Con las mejores virtudes de la comedia