Comedia francesa basada en la historia autobiográfica de Barbara Halary-Lafond, que demuestra que uno puede ser feliz a pesar de sufrir una discapacidad.
Aunque siga siendo el mismo hombre divertido y seductor, después del grave accidente de tráfico sufrido en el que perdió la vista y parte de la memoria, Frédéric Mazuret ha cambiado su carácter y ahora es una persona incapaz de callarse por nada, de decir lo que piensa, lo que llega a veces a hacerse chocante y eso ha hecho que haya trastocado la vida de cuantos están a su alrededor, su mujer, sus tres hijos y sus amigos, sobre todo. Pero cuando su esposa Béatrice, cinco años más tarde, publica un libro autobiográfico en el que cuenta todo lo que pasó sobre esta tragedia, los enfrentamientos no llegarán al matrimonio, pero sí a muchos de los que están en su entorno y todo se tambaleará en algún momento, sin que llegue la sangre al río, en esta comedia francesa.
La historia comienza con la visita de Béatrice a la editorial a recoger un lote de libros para firmar ejemplares en una librería antes de que éste aparezca en los escaparates y así lo puedan leer previamente sus amistades, que son en cierto modo protagonistas de lo que allí se cuenta. Unas amistades que se verán reflejadas en las páginas de la novela aunque Béatrice, prudentemente, ha cambiado los nombres, pero cada uno, cuando la lee, va identificando cual ha sido el personaje que le ha otorgado bajo el cual se esconde, por los hechos que describe, la descripción del carácter, la actitud de cada uno ante cualquier acontecimiento o situación descrita en los que personalmente se ve implicado.
Hasta que llega el día en el que se reúnen todos los amigos en una casa en la costa vasca, cerca de Biarritz, para celebrar el cumpleaños de Frédéric, y en la comida van saliendo las cuitas, las quejas que todos le echan en cara a la autora por haber contado algo o porque la descripción que le corresponde no concuerda con lo que piensa que podía haber dicho en el libro.
Es una historia que nos resulta algo conocida de haber visto recientemente un argumento similar en cuanto a la reunión de los amigos en la parte final que ya utilizó el propio Lavaine en Barbacoa de amigos (2014), en la que no falta el adulterio por parte de Béatrice con la connivencia de alguna de las amigas, ante la incapacidad de Frédéric de poder hacer el amor con ella. Por su parte Frédéric, Fred para todos ellos, se ha vuelto caprichoso, egoísta, siempre con hambre, sin pudor a decir las cosas abiertamente y sin recato de ningún tipo.
Como comedia coral, las situaciones que nos presenta no son precisamente las más divertidas, cuyo guion está basado en la vida de Barbara Halary-Lafont, amiga del director, que también colabora en la redacción del mismo, en el que se propone un punto de vista optimista frente a la adversidad y un himno a la vida.
La reputada actriz Alexandra Lamy y el actor hispano-francés José García, forman la convincente pareja de esta tragicomedia, que son los que llevan la voz cantante entre el grupo de actores, en la que se hace un canto a la capacidad de superación de las personas ante una desgracia como se nos muestra aquí.
Como en la media docena larga de títulos realizados por Éric Lavaine, aquí se muestra fiel a su particular estilo de comedia de reunión de amigos donde sale a relucir lo que cada uno piensa.
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