El fracaso comercial de Me hace falta un bigote (1986), una de las películas más personales de Manuel Summers, hará que el cineasta sevillano dé un nuevo giro de timón en su carrera, de los varios a los que se vio obligado cuando afrontaba retos singulares que, casi siempre, se adelantaban a su tiempo y eran ignorados por el público. En esa tesitura, el éxito del grupo musical Hombres G a mediados de los años ochenta, grupo liderado por David Summers, uno de los hijos de Manolo, dará la idea al cineasta y humorista andaluz para hacer una cinta en torno a la canción que hizo famosa a esta banda pop. Surge así en 1987 el film titulado, no muy elegantemente, Sufre mamón (así, sin la coma vocativa...), dramedia entre romántica y musical, con su hijo David como protagonista, además de los otros componentes de la banda, en una película que no fue precisamente de las más inspiradas de Summers.
La película, que cuenta una inane historia de cuernos (de hecho, podría haberse llamado perfectamente también “balada del cornudo”), nos presenta a David Summers, haciendo de sí mismo (de nuevo la metaficción, cuando no la autoficción, una de las características que afloraron con frecuencia en la carrera de Manuel Summers), en la que podría haber sido la posible génesis del grupo Hombres G, con su tendencia a desarrollar un gamberrismo de dudoso gusto (si es que hay alguno de buen gusto...) en el colegio junto a otro amigo gilipollas, y cómo a consecuencia de ello son expulsados y se tienen que matricular en otro centro educativo, donde el gallito de turno (lo han adivinado, el “mamón” del título...) buscará “levantarle” la novia a nuestro protagonista...
Pero la historia es de una terrible endeblez argumental, con todos los visos de ser un simple y rutinario vehículo a mayor gloria del entonces pujante grupo musical, en una película correctamente rodada (otra cosa hubiera sido impensable en Summers), pero de una inanidad notable, con una puesta en escena académica, en la que no hay rastro alguno de la habitual heterodoxia summersiana, de su reconocida torrencialidad creativa. Los diálogos son auténticamente de besugos, en especial los de los enamorados, sin sustancia, en una película de un abominable machismo rampante (se llega a llamar, literalmente, “ganado” a las chicas del grupo, entre otras lindezas), mucho más que cualquiera de los films anteriores de Summers, lo que hace suponer que la historia se impregnó del muy peculiar (por decirlo de una manera suave...) pensamiento de los Hombres G, donde los protagonistas no saben decir tres palabras seguidas si no incluyen “macho”, “gilipollas” o “te parto la cara”, y todo ello sin ironía, sino de verdad...
Película poco original, escasamente creativa, podría haberla rodado cualquier otro; literalmente, no parece de Summers (ya se sabe que por los hijos se hace todo...). Sufre mamón presenta lo que podría ser la historia que desencadenó esos célebres versos de la canción que compiten en altura poética con los más bellos poemas becquerianos: “sufre, mamón/ devuélveme a mi chica/ o te retorcerás entre polvos pica-pica” (modo irónico on, por si no se capta...).
Encima de todo, tanto David Summers como el resto de su grupo, y la prota femenina, Marta Madruga (que después sería la esposa de David durante varias décadas, y que le inspiró la que fuera famosa canción Marta tiene un marcapasos), son muy endebles como actores; por cierto que el personaje que interpreta ella es lamentable, una traidora que miente y embauca constantemente al novio, una vez tras otras, y el pánfilo, como un carajote, cae también siempre en sus redes. Entre los secundarios citaremos a Curro Martín Summers, el sobrino de Manuel, ya adulto, en un personaje de “punki” ciertamente peculiar, y a actores tan sólidos como Antonio Gamero y Luis Escobar.
El film, como cabía esperar, tuvo un apreciable éxito comercial (aunque la crítica le dio fuerte y flojo, como ciertamente se merecía), con más de un millón de espectadores, y dejaría abierto el camino para una continuación, si no con el mismo argumento, sí del mismo tenor (y no hablamos, claro está, de la tesitura del cantante...).
(21-02-2024)
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