El cine fantástico y de ciencia ficción gozó en la segunda mitad de los años setenta de un gran impulso, gracias a varios éxitos que se encadenaron uno tras otro, desde La guerra de las galaxias (1977), de George Lucas, a Encuentros en la Tercera Fase (1977), de Steven Spielberg. En esa misma estela, el cineasta norteamericano Richard Donner rodaría Superman. El film (1978), que se constituye en otro de los grandes éxitos comerciales del momento. Ello dio pie a la continuidad con dos capítulos más, esta Superman II y Superman III, las dos dirigidas por el británico Richard Lester, quien no parecía en principio el director más apropiado para este tipo de cine; Lester se había hecho un nombre, sobre todo en los años sesenta, con una serie de comedias (Qué noche la de aquel día, con los Beatles, y El knack... y cómo conseguirlo, entre otras), inscribibles de forma laxa en el Free Cinema inglés, movimiento cinematográfico similar a la Nouvelle Vague francesa y otros semejantes de la época.
Sin embargo, las dos películas sobre el superhéroe creado por Joe Shuster y Jerry Siegel para DC Comics que hizo Lester mantuvieron el mismo tono de la primera entrega, aunque el inglés, fiel a su carácter más cómico, introdujo algunos elementos de humor. Porque lo cierto es que la vida y milagros del héroe de Krypton en la versión de Lester fue más jovial y luminosa que la primera y más circunspecta de Donner, por cuanto su el inglés es hombre más dado a ver el lado cómico de las cosas, y Superman (y sobre todo el “supermalo” Lex Luthor) tiene también su faceta irónica.
Por supuesto que esta segunda parte, y la tercera, siguieron siendo un fascinante espectáculo, un sabio derroche de efectos especiales. Además, el enfrentamiento entre el hijo de Jor-El (en esta saga un majestuoso Marlon Brando) y los tres archimalvados con Terence Stamp a la cabeza resulta muy estimulante, con lecturas subliminales (bíblicas, por ejemplo) para todos los gustos. Christopher Reeve compone un Superman notable, habiéndose convertido en el epítome del superhéroe. Lástima de su desgraciado final tras sufrir un terrible accidente. Gene Hackman ponía el toque humorístico, con considerables dosis de mala uva.
(29-03-2020)
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