Hace unos años se estrenaba una película, “Iris”, bastante pedante y cultista, en torno a la vida de la escritora inglesa Iris Murdoch, con la que el film “Sylvia” guarda muchos puntos de contacto, no sólo en las semejanzas de la vida de ambas, sino también en el enfoque y tono de la obra cinematográfica.
Ahora conocemos las desventuras de Sylvia Plath, ama de casa y poetisa frustrada que sólo tuvo el reconocimiento a su obra después de muerta, norteamericana pero casada con el inglés Ted Hughes, también escritor y poeta, con el que compartió años de felicidad y dos hijos, y cuyas infidelidades le llevaron a un estado depresivo irreversible.
Vemos de nuevo el ambiente universitario anglosajón, de campus neogóticos, de jovencitos que alardean de cultos y exquisitos, los problemas económicos al querer vivir de la poesía, las idas y venidas de la pareja de Estados Unidos a la campiña inglesa, la paulatina locura que invade a la protagonista y su aislamiento.
Dirigida por la realizadora Christine Jeffs, la película interesa más por la propia biografía del personaje que por lo que vemos en pantalla, casi siempre bastante cansino y aburrido, que sólo gana en intensidad en escenas y secuencias muy concretas, como la tensa cena con el matrimonio de amigos, también poetas, o las extrañas relaciones con el anciano vecino.
Una intensa y excelente interpretación de una actriz habitualmente tan sosa como Gwyneth Paltrow resulta lo mejor de la película, pero insuficiente por sí sola para salvar el anodino conjunto.
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