Gore Verbinski es el responsable de esa deliciosa comedia macabra que es "Un ratoncito duro de roer", donde el cineasta debutaba y rayaba a gran altura, todo al mismo tiempo. Sin embargo, aquel éxito de crítica e incluso de público parece que no ha sido lo mejor para su carrera, porque en este "The mexican" ha tenido que rendir pleitesía a los divos que la monopolizan.
Con un guión de penosos estereotipos, donde todos los mexicanos son mezquinos, sucios y fulleros y van vestidos como Emiliano Zapata, y con unos personajes centrales que son pura filfa (ese Pitt que es un desastre como actor cómico, esa Roberts imposible en su papel de novia permanentemente histérica, ambos sin química alguna entre ellos), la película comienza como si fuera otra más del subgénero de los "tontos muy tontos", con Pitt remedando sin quererlo al nieto idiota del inspector Clousseau, más torpe que un guardagujas y con una trama en la que se ven venir, con una antelacion escandalosa, todos y cada uno de los giros o sucesos que acumula penosamente el libretista.
Menos mal queaparece algún personaje curioso, como el de James Gandolfini, que hace nada menos que de matón gay; aunque ciertamente no le cuadra en absoluto el papel, la demostrada calidad del protagonista de la televisiva "Los Sopranos" consigue soslayar esa falta de adecuación de actor y rol; pero sobre todo destaca Gene Hackman en su brevísimo papel (no debe durar más de dos o tres minutos), cuando demuestra lo que es un Actor, con mayúsculas, y junto al que Pitt parece un actorzuelo aficionado y tartaja en una función de fin de curso de instituto.
Paradojas de la vida: mucho más interesante que el burdo thriller en clave cómica que nos cuenta Verbinski resulta ser la microhistoria que contiene el filme, con las distintas versiones de la pistola maldita, con reminiscencias aztecas de clásicos como "Rashomon" o su libérrima versión yanqui "Cuatro confesiones", una historia fascinante en su tono mágico, su perfil melodramático, su hondo tono sentimental. Claro que el tema quizá hubiera dado sólo para un cortometraje, y no para engordar las cuentas corrientes de los astros que ¿alumbran? esta mediocridad olvidable.
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